Pedro Sánchez dinamita las relaciones de España con otros países
España entra en un escenario muy peligroso que incrementa aún más la inestabilidad en términos generales del país
Es incuestionable que Pedro Sánchez está cambiando España, si algo hay que reconocerle, es que paralelamente a todos los calificativos que se le puedan poner, es un hombre de hechos. Desde que llegó a Moncloa no ha parado de legislar en un sentido socialcomunista, y haciendo explosionar a las instituciones españolas, incluida a la propia Casa Real.
Pero en estos momentos, el ejecutivo socialista de Sánchez parece que se ha puesto otro reto que traspasa fronteras, que es sin la menor duda cargarse alianzas diplomáticas con socios preferentes de España hasta la fecha como Argentina, Estados Unidos e Israel.
En el caso del primero, tras tildar el Ministro de Transportes de Sánchez a Javier Milei de “drogadicto” y empezar así una escalada de tensión entre España y Argentina sin precedentes recientes —que pone en jaque más 18000 millones euros— y por lo que muchas empresas españolas que tienen negocios en el país hispanoamericano se ven afectadas de lleno.
En el caso de los últimos dos países, con el acercamiento a dictaduras comunistas como la castrista y chavista y grupos terroristas como Hamás a través de hechos que comportan por ejemplo el reconocimiento de Palestina este 28 de mayo de 2024 sin el apoyo tampoco de la UE o el aumento de financiación a regímenes totalitarios.
La deriva es muy preocupante, comentándolo con diplomáticos españoles, me comentan que los daños de estas políticas extremistas y temperamentales son tremendos para España y no tardarán en llegar las consecuencias en temas como la colaboración en materias de seguridad, y en cuestiones políticas y económicas.
Además, estas medidas radicales no cuentan con el respaldo de la mayoría de los españoles y se toman exclusivamente a decisión un ejecutivo izquierdista de Sánchez, que se queda sin argumentos para defender a su líder socialista.
En definitiva, España entra en un escenario muy peligroso que incrementa aún más la inestabilidad en términos generales del país, y ya es decir, porque la situación cada vez es más complicada y dañina.
Comparte en Redes Sociales
Apoya el periodismo independiente y crítico
Evite la censura de Internet suscribiéndose directamente a nuestro canal de Telegram, Newsletter
Haz tu Donación
Síguenos en Telegram: https://t.me/impactoespananoticias
Whassapt Impacto España: https://chat.whatsapp.com/DkvQU3OzEzz1Ih524CPUd7
Twitter: https://twitter.com/impactoSumustv
Instagram: https://www.instagram.com/impactoespana?r=nametag
YOUTUBE:https://youtube.com/@impactoespananoticias
Odysee: https://odysee.com/@impactoespa%C3%B1anoticias:a
WhatsApp: 635967726
Te puede interesar
Él, la, li, lé, consigo
Porque hay gente con ideología que se cree con derecho a imponérsela a los demás. De eso son culpables todos los gobiernos que hemos tenido, como si el poder fuera suyo y no otorgado por el pueblo a título provisional para que nos sirva para resolver nuestros problemas
EL TÍTULO PERDIDO
En fin, España no necesita políticos que se inventen títulos para impresionar. Necesita líderes con honestidad, competencia y un poquito de vergüenza. Hasta entonces, seguiremos riéndonos (y llorando) con cada nuevo capítulo de esta comedieta
¿Ya no hay lugar para la prudencia? Releyendo la “Ética a Nicómaco”
“El bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud” Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro I, 7.
El desamparo del alma en la espiritualidad postmoderna
“El hombre moderno vive, para bien o para mal, en un mundo desacralizado, que en cierto modo ha dejado de ser un 'mundo'. Pues si para el hombre de las civilizaciones arcaicas lo sagrado era la única realidad, hoy la profanidad es el único absoluto” Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano
Un español en el imperio del centro
"A Sánchez le encantaría ser el Xi Jinping ibérico y prescindir de la separación de poderes, la justicia independiente, la UCO insobornable y otras molestias"
Del Estado fallido al Estado criminal
Analizar la transición de un Estado fallido al Estado criminal permite comprender cómo el poder puede mantenerse incluso cuando el Estado deja de cumplir sus funciones esenciales