El ex ministro de Salud Roberto Speranza, que ha sido acusado de asesinato en Italia por encubrir los efectos secundarios de las vacunas COVID e imponerlas al país a pesar de todo, ya no puede moverse sin protección policial. Los ciudadanos lo esperan en todo el país y lo acosan al grito de “Asesino”.

  Speranza y otros altos cargos del Gobierno italiano durante los inicios de la pandemia han sido acusados de conocer los efectos adversos y muertes provocados por las inyecciones, y obligar a los ciudadanos a inyectarse de todos modos.

Se reveló que Speranza sabía de la peligrosidad de las “vacunas” Covid por los e-mails que intercambió con colaboradores. Sin embargo, siguió presionando a los italianos para que se inyecten, y ordenó ocultar los datos de muertes y efectos adversos.

VIDEO: Ciudadanos le gritan “Asesino” a ministro vacunero

Italia sufrió una de las cuarentenas más crueles de Occidente, y también descargó enormes presiones sobre sus ciudadanos para se sometan a las inoculaciones experimentales. Roberto Speranza y sus cómplices gozan de la protección de la clase política y judicial de su país, y de la élite internacional que controla el mundo. Pero el acoso ciudadano a los ejecutores del genocidio es un elemento perturbador que no se está registrando en otros países.

El elemento novedoso puede hallarse en el papel de los medios de comunicación italianos, donde se provee información abiertamente sobre los estragos provocados por las inyecciones Covid.

“Italia es el único país de Europa donde incluso los principales medios de comunicación están cubriendo la debacle de la vacuna COVID y el golpe de estado planeado por la Organización Mundial de la Salud, bajo el pretexto de “preparación para una pandemia”, reporta la doctora Meryl Nass.

Italia, una sociedad consciente pero debilitada
Pese a la reacción de muchos activistas conscientes, Italia es una sociedad muy debilitada. La vacunación Covid alcanzó a casi el 90 por ciento de la población. Hoy el sistema de salud se encuentra en una grave crisis. Las citas suelen demorarse hasta el año 2026, incluso para análisis e intervenciones médicas que requieren tratamiento de urgencia.

El colapso del sistema sanitario y la imposibilidad de atender a a tiempo y eficazmente las enormes secuelas de las inoculaciones Covid, es seguramente otra crisis prevista por los organizadores del ataque contra la Humanidad.

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