Begoña Gómez gastó 42.348 euros de la Universidad Complutense en la plataforma que luego patento a su nombre

La Universidad Complutense realizó pagos superiores a los 40.000 euros para financiar el desarrollo de una herramienta tecnológica dirigida a las pequeñas y medianas empresas (pymes), con un costo total que sobrepasó los 250.000 euros. Sin embargo, posteriormente, esta herramienta fue apropiada por una empresa privada registrada a nombre de Begoña Gómez con el mismo propósito que la cátedra que originalmente poseía ese patrimonio.

Según documentos oficiales obtenidos por el diario El Debate, la esposa de Pedro Sánchez está siendo investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios debido a estas acciones. Se ha encontrado evidencia de dos facturas relacionadas con la Universidad Complutense, por un total de 42.348,79 euros, pagadas con fondos públicos.

 Estos gastos no son los únicos vinculados a la creación de esta solución tecnológica que, en teoría, estaba destinada a la Cátedra de Transformación Social Competitiva, pero que terminó siendo «privatizada» por la persona investigada para crear su propia empresa y ofrecer servicios comerciales.

En total, la esposa del líder socialista destinó alrededor de 60.000 euros más proporcionados por la Universidad Complutense, así como alrededor de 150.000 euros en especie provenientes de tres grandes compañías privadas: Indra, a través de su filial Misait, Google y Telefónica. Esto se logró, sin duda, gracias a su posición como esposa del jefe del Ejecutivo.

Es inusual que empresas multinacionales de este calibre se involucren con la responsable de una cátedra modesta y, además, accedan a colaborar de esta manera de forma desinteresada.

Además, la persona investigada creó una empresa con el mismo nombre que la plataforma de servicios para pymes, llamada Transforma TSC, y todo esto ocurrió sin ningún tipo de supervisión por parte de la Universidad Complutense.

A pesar de financiar los gastos y asumir los pliegos de contratación diseñados por la «catedrática», la universidad afirmó no tener conocimiento de los costos de todo el proceso, aunque confirmó por escrito, en otro documento obtenido por El Debate, que no posee «documentación realizada y entregada por D. M. ª Begoña Gómez Fernández por su participación en dichas actividades».

La plataforma tecnológica financiada con fondos públicos y la inspiración para la empresa de la persona investigada guarda similitudes con la plataforma desarrollada por la compañía de uno de los socios de la cátedra, Carlos Barrabés, bajo el nombre de «Attitude academy», que se presenta con un enfoque similar al utilizado por la esposa del presidente para la suya: «Somos la plataforma líder de apoyo a pymes y autónomos en su proceso de transformación».

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