BLUE EYES
Me rindo, desisto, dimito, renuncio, reniego y me auto-exilio de esta sociedad de saciedad en la estulticia, hipertrofia del ego con secuaces paradigmáticos de la ignorancia
Me rindo, desisto, dimito, renuncio, reniego y me auto-exilio de esta sociedad de saciedad en la estulticia, hipertrofia del ego con secuaces paradigmáticos de la ignorancia.
Llevo meses dando vueltas al artículo, y mira tú por donde, esta madrugada lo he visto con claridad diamantina. No merece la pena seguir echando margaritas a los cerdos. No trae cuenta emocional ni racional derrochar una vida para alertar a esos borregos felices que campan irresponsablemente al borde del propio abismo sin querer reconocerlo. Sarna o Mpox con gusto no pican, ni pican, ni chicha ni limoná.
«Celebros cuajadicos» de porquería oficialista que hipnotizan o no a la multitud y, aun así, siguen a pies juntillas las consignas para inmolarse y desaparecer sin tener los arrestos mínimos exigidos por su condición de seres con la presión isobárica del pavor como engranaje primordial de la existencia.
En otras palabras: hasta los pelendengues de predicar en el Gobi, de arrancar jirones a la existencia personal en el empeño de cambiar mínimamente la mentalidad de la gente y comprobar que la ceguera se ha generalizado, la caverna se agiganta y la oquedad interior se muestra con jactancia y recochineo contra aquellos que seguimos utilizando la razón, la consciencia y el corazón que por naturaleza nos fueron dados.
El mundo humano, amigos, amigas, y demás serotipos, y tipas acarajotaos, ha sido derrotado por las huestes de la bestia Supra-humana y sus planes de dominación planetaria. Somos prisioneros del interés, rédito, beneficio, manipulación y control absoluto.
No hay salida. Y si la hubiese sería despreciada por una inmensa multitud de ‘pollabobas’ con mando en plaza. Esos mismos y mismas —qué cansera con la duplicidad de género, por dios, diosa— elegidos por los mandamases y mandamasillos globales para que les tengan —eterna y externamente—, el ojal en perfecto estado de revista.
Caso de España, y olé, con nuestro cabeza de turco, monigote mayor del reino, inquilino de la Moncloa, de nominal pedrito la cabeza hueca, rellena de consignas globalistas, y listos, ellos, oye, quienes crean mundos sumisos a golpe de yemas de dos huevos —y viceversa—, con la última voluntad de satisfacer la ambición de poder y sentir el cosquilleo en la entrepierna animal cada vez que merman nuestras infinitesimales libertades.
Miro desde el otero de la indiferencia actual que ocupa el estropicio generado en mi por tantos años de lucha infructuosa.
Dejo atrás tantas y tantas posibilidades de resolución personal cual me fueron tentadas —por mí despreciadas— en el sendero de una lucha contracorriente, fiel siempre a los míos, a mi gente, mis camaradas de trinchera, legionarios de un mundo en constante disidencia, de la disciplina de los renglones libertarios, la mente siempre iluminada por y para el bien de una comunidad planetaria que paso a paso ha sido doblegada por el miedo, masacrada por la desinformación —o la información intencionada, mal intencionada—, mercenaria y obscena de unos medios de comunicación al servicio del poder en las sombras, la oscuridad del dinero y la falta de coraje para plantar cara a los podridos planetarios.
El relevo corresponde a los humanos en ciernes, la juventud escogida, carente de maldad, plena de la energía, valor y la ‘locura’ necesaria para cambiar este mundo en plena decadencia social.
Mejor aún, esa cantera de imaginación, voracidad del saber, curiosidad sin límites con la piel por estrenar en los años que han de venir, en las batallas que han de librar contra ellos mismos y contra un sistema que cerró los ojos hacia las personas y se dejó poseer por la avaricia, la materia y su engaño del placer terreno, sacrificando el crecimiento interno en pro del espejismo desértico y sus poses vanidosas de inmediata fecha de caducidad.
Esos ojos infinitos, fiel reflejo de un universo que siempre volverá a apostar por el ser humano, generación tras generación, mientras sea refugio del azul de azules en un corazón nuevo sin freno ni marcha atrás. Y punto.
“BLUE EYES”
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