En los últimos años, la hormonación de menores que quieren transicionar ha crecido vertiginosamente. A medida que crece el número de jóvenes que buscan someterse a tratamientos hormonales, las denuncias sobre los riesgos y los efectos perversos de esta práctica son cada vez mas constantes, así como el papel que juegan los médicos y las farmacéuticas en su implementación, se ha intensificado.

El proceso de hormonación, que puede incluir la administración de bloqueadores de la pubertad y hormonas de género con los efectos perversos e irreversibles que tiene sobre los jóvenes, se trata, además, de un negocio lucrativo impulsado por el lobby farmacéutico, que aprovecha la vulnerabilidad de los menores para generar ganancias a largo plazo.

La irreversibilidad de muchos de estos tratamientos alertan sobre las consecuencias a largo plazo para los jóvenes y a pesar de las señales de alerta en otros países, que han hecho que muchos países como Reino Unido y Suecia hayan retrocedido en estas políticas. Sin embargo, España sigue adelante con una política de hormonación sin demasiados obstáculos, lo que invita a preguntarse si realmente se están tomando en cuenta las lecciones aprendidas en otros países

El auge de la transición en menores
La última década ha visto un notable aumento en el número de menores que buscan hormonarse para transicionar. Según algunos estudios, el número de adolescentes diagnosticados con disforia de género ha crecido exponencialmente en países como Estados Unidos, Reino Unido y España. Los adolescentes acuden cada vez más a clínicas especializadas para acceder a tratamientos de hormonación.

En España, el número de personas que buscan tratamientos hormonales para la transición ha aumentado de forma muy significativa en los últimos años. Según cifras del Ministerio de Sanidad, en 2019 se registraron alrededor de 1.200 solicitudes de hormonación en menores, una cifra que ha seguido en aumento. Este fenómeno se ha replicado en otras naciones, como el Reino Unido, donde el NHS informó un aumento de más del 4.000% en la cantidad de menores que buscaban atención en clínicas de género entre 2009 y 2020.

La demanda de tratamientos hormonales se ha visto alimentada en parte por la creciente promoción de los medios de comunicación y las administraciones. Programas de televisión, activistas trans y la gran visibilidad de la comunidad trans han contribuido al auge y la normalización de la transición médica en menores.

Las redes sociales han tenido un impacto significativo en este auge. Plataformas como Instagram, YouTube y TikTok han dado lugar a comunidades donde los jóvenes comparten sus experiencias de transición. Esta visibilidad ha permitido a muchos jóvenes y adolescentes querer iniciar un camino médico irreversible sin la madurez o la reflexión necesaria.

El negocio de la hormonación: médicos y farmacéuticas
El sistema médico detrás del auge
La demanda de servicios ha dado lugar a un aumento en el número de clínicas de género y profesionales especializados. Las clínicas no solo proporcionan tratamientos hormonales, sino que también ofrecen supuestos servicios psicológicos,  lo que genera un flujo constante de ingresos. Estos centros son clave en la cadena que lleva a los menores desde el diagnóstico de disforia de género hasta la administración de bloqueadores de pubertad o terapia hormonal.

La hormonación de menores se ha convertido en una industria con un potencial económico muy grande. Las farmacéuticas y los médicos que supervisan estos tratamientos han encontrado en la creciente demanda una fuente de ingresos estable y en constante crecimiento.

El proceso de hormonación y sus costos
Los tratamientos hormonales para menores incluyen generalmente dos fases: primero, la administración de bloqueadores de la pubertad, que frenan temporalmente el desarrollo físico de género de la persona; y segundo, la terapia hormonal cruzada, que introduce hormonas sexuales como estrógenos o testosterona. Estos tratamientos son costosos y, lo más importante, requieren una supervisión médica continua.

Los bloqueadores de la pubertad como Lupron pueden tener un precio de entre 800 y 1.500 euros por dosis, dependiendo del país y la cobertura sanitaria. Este tratamiento puede durar varios años, y muchos pacientes necesitan nuevas dosis cada 3 a 6 meses.

La terapia hormonal cruzada, que incluye testosterona para las personas que transicionan de mujer a hombre o estrógenos para quienes transicionan de hombre a mujer, también implica un gasto continuo, ya que estos medicamentos se deben tomar de por vida para mantener los cambios físicos inducidos.

¿Cuánto ganan las farmacéuticas y los médicos?
Las farmacéuticas se benefician enormemente de la venta de estos productos. Se estima que la industria de los bloqueadores de pubertad y hormonas de género genera miles de millones de euros a nivel mundial. En España, estos tratamientos están parcialmente cubiertos por la sanidad pública, pero las farmacéuticas siguen obteniendo grandes beneficios a través de contratos con los sistemas de salud y las ventas a clínicas privadas.

Los médicos también obtienen ganancias significativas. Un endocrinólogo que supervisa la hormonación de un paciente menor de edad puede cobrar entre 100 y 300 euros por visita, dependiendo del país y la clínica. Además, los menores que comienzan el proceso de hormonación generalmente requieren seguimiento médico durante años, lo que garantiza ingresos estables para los profesionales involucrados.

Lobby farmacéutico
Las farmacéuticas no solo se benefician directamente de la venta de estos medicamentos, sino que también juegan un papel clave en la creación de políticas que facilitan su acceso. Grandes empresas como AbbVie y Pfizer han invertido millones en investigación y desarrollo de tratamientos hormonales. Además, han patrocinado conferencias y eventos médicos donde se promocionan los beneficios de estos tratamientos.

En muchos casos, las farmacéuticas también han financiado campañas y grupos de defensa pro-trans, lo que genera preocupación y constata que estos grupos están promoviendo tratamientos hormonales con una motivación económica más que médica.

La irreversibilidad y efectos a largo plazo de la hormonación en Menores
Una de las principales preocupaciones que rodean la hormonación de menores es la irreversibilidad de muchos de estos tratamientos y los efectos a largo plazo que pueden tener en la salud física y mental de los jóvenes.

Bloqueadores de pubertad: ¿Realmente son reversibles?
Los estudios recientes han confirmado que los bloqueadores no solo detienen el desarrollo físico durante la pubertad, sino que también pueden afectar el desarrollo cerebral y la salud ósea de los adolescentes.

Algunos estudios han señalado que el uso prolongado de bloqueadores puede tener consecuencias en la densidad ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis a largo plazo. Además, existen preocupaciones sobre el impacto en el desarrollo cognitivo, ya que la pubertad es una etapa crucial para el crecimiento cerebral. De hecho, ya muchos médicos y científicos han expresado sus reservas sobre el uso generalizado de bloqueadores en menores.

Hormonación cruzada: Estrógenos y testosterona
La hormonación cruzada, que implica la administración de estrógenos o testosterona, también tiene efectos irreversibles. Para las personas que transicionan de mujer a hombre, el uso prolongado de testosterona puede causar infertilidad permanente, cambios en la voz y el crecimiento de vello facial. En los hombres que transicionan a mujeres, el uso de estrógenos puede causar infertilidad y aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer de mama.

Además de los riesgos físicos, algunos estudios han comenzado a documentar el impacto psicológico de estos tratamientos, especialmente en aquellos que luego deciden destransicionar. Los destransicionadores a menudo informan sentimientos de arrepentimiento y frustración por haber iniciado un proceso médico irreversible a una edad temprana.

Países que frenaron la hormonación en menores: ¿Qué está pasando en Europa?
En varios países europeos, el enfoque hacia la hormonación de menores ha cambiado drásticamente en los últimos años. A medida que han surgido estudios que cuestionan la seguridad y eficacia de estos tratamientos, algunas naciones han comenzado a retroceder en sus políticas.

Reino Unido: El caso de la clínica Tavistock
Uno de los ejemplos más notorios es el cierre de la clínica Tavistock en el Reino Unido. Esta clínica, especializada en la atención de menores trans, fue objeto de una investigación exhaustiva por parte del NHS y el gobierno británico tras un aumento en las quejas de pacientes y familias.

El Cass Review, un informe independiente dirigido por la pediatra Hilary Cass, concluyó que la clínica estaba apresurando a los menores hacia tratamientos hormonales sin una evaluación psicológica adecuada.

El informe sugirió que se necesitaba un enfoque más cauteloso y personalizado para cada paciente, y como resultado, la clínica fue cerrada en 2022.

Suecia y Finlandia: Un giro hacia la precaución
Suecia y Finlandia también han cambiado su enfoque respecto a la hormonación de menores. En 2021, Suecia anunció que restringiría el uso de bloqueadores de pubertad y hormonas cruzadas en menores, citando la falta de evidencia a largo plazo sobre los efectos de estos tratamientos. En su lugar, el gobierno sueco ha comenzado a priorizar las terapias psicológicas como una primera línea de tratamiento para los jóvenes con disforia de género.

Finlandia adoptó una política similar, limitando el acceso a tratamientos hormonales para menores y sugiriendo que la exploración psicológica debe preceder a cualquier intervención médica.

Francia, Italia y otros países europeos
Francia, Italia y otros países europeos están comenzando a debatir sus políticas sobre la hormonación de menores, aunque aún no han implementado cambios significativos. Sin embargo, muchos expertos están abogando por un enfoque similar al que se ha adoptado en Suecia y el Reino Unido.

¿Por qué España sigue adelante?
A pesar de que varios países europeos han reconsiderado sus políticas sobre la hormonación de menores, España continúa impulsando un enfoque afirmativo, permitiendo el acceso a tratamientos hormonales sin demasiadas barreras.

La Ley de Igualdad de 2022, que incluye disposiciones sobre la autodeterminación de género, permite que los menores trans en España accedan a tratamientos hormonales sin la necesidad de un diagnóstico médico o psicológico profundo. Esta ley ha generado numerosas críticas entre médicos y psicólogos, que argumentan que se está poniendo en riesgo la salud de los menores.

¿Y por qué sigue adelante España? Porque al gobierno de Sánchez y sus socios les mueve la ideología, en este caso de promoción del colectivo trans, sin tener en cuenta lo que los expertos, médicos y científicos digan. Para Sánchez la ideología está por encima de la ciencia.

Como consecuencia de este sectarismo ideológico, y a diferencia de otros países donde los gobiernos han encargado revisiones exhaustivas sobre la seguridad de estos tratamientos, en España el debate médico ha sido nulo.

Testimonios de destransicionadores y críticos
Uno de los aspectos más controvertidos del debate sobre la hormonación de menores es el creciente número de destransicionadores: personas que, después de haber iniciado la transición médica, deciden revertir el proceso.

En España, varios jóvenes han comenzado a hablar públicamente sobre su experiencia de destransición. Uno de ellos es Alicia, quien comenzó a hormonarse a los 16 años pero luego decidió dejar de tomar testosterona a los 22. «Me dijeron que todo era reversible, que si quería podía parar en cualquier momento. Pero ahora no puedo tener hijos y mi voz nunca volverá a ser la misma», comenta.

Estos testimonios han generado un intenso debate sobre si los menores están realmente en condiciones de tomar decisiones informadas sobre tratamientos que pueden cambiar su vida de manera irreversible.

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