El PP se une a la izquierda para promover la Europa de los chiringuitos

Una vez más, la clase política española demuestra que sus intereses están muy por encima de las necesidades reales de los ciudadanos. En esta ocasión, hablamos de la coalición de facto entre el Partido Popular englobado en el PPE y el PSOE y los grupos de izquierda en el Parlamento Europeo, que han votado juntos para bloquear una propuesta de auditoría de las ONG subvencionadas por la Unión Europea.

La iniciativa de Patriotas por Europa pretendía establecer controles más estrictos sobre las organizaciones que reciben fondos desde Bruselas, incluyendo mayor transparencia en las estructuras salariales de estas entidades. Sin embargo, el PP, lejos de velar por el interés común, decidió aliarse con los partidos de izquierda para mantener el statu quo de los chiringuitos financiados con dinero público.

Chiringuitos blindados: el pacto de la casta
Resulta indignante que en un contexto en el que los ciudadanos exigen mayor control y transparencia sobre el gasto público, el PP se alinee con partidos como Podemos y Bildu para bloquear cualquier intento de fiscalización de las ONG.

 Entre los eurodiputados que han votado en contra de la propuesta se encuentran figuras del PP como Esteban González Pons, Dolors Montserrat, Gabriel Mato, Rosa Estaràs y Javier Zarzalejos. Más de 150 parlamentarios populares han cerrado filas para blindar los chiringuitos de la izquierda, demostrando que la casta política está más unida de lo que parece.

Fondos públicos al servicio de agendas ideológicas
Lo más alarmante de este pacto es que muchas de estas organizaciones supuestamente “sin ánimo de lucro” reciben subvenciones millonarias a pesar de su clara vinculación con la izquierda cultural y el activismo globalista pro-Agenda 2030. No se trata de entidades neutrales al servicio de los ciudadanos, sino de plataformas ideológicas financiadas con el dinero de todos.

El PP se desenmascara
El Partido Popular demuestra así su verdadera naturaleza: lejos de ser una oposición clara al socialismo y al globalismo, se convierte en cómplice de sus políticas.  Evidentemente, el PP ha decidido abrazar el discurso de la izquierda globalista con tal de no incomodar a sus socios europeos.

Mientras tanto, los ciudadanos continúan siendo los grandes perjudicados de esta estrategia de blindaje institucional. No solo se permite el gasto descontrolado en estructuras opacas, sino que además se traiciona el mandato de control que debería caracterizar a cualquier política responsable.
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