La Guardia Civil detecta un desvío de 724.000 euros destinados a desempleados hacia asesores de un consejero andaluz del PSOE

El PSOE de Pedro Sánchez y el dinero público robado que nunca devolvieron. Prometieron devolver hasta el último euro. Nunca lo hicieron.

Cuando Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE y más tarde a la presidencia del Gobierno, lo hizo presentándose como el rostro de la regeneración democrática y el adalid de la tolerancia cero con la corrupción. En discursos, entrevistas y campañas, repitió hasta el cansancio que bajo su liderazgo el PSOE marcaría distancia con “los errores del pasado”, en clara referencia a los escándalos que asolaron al partido en Andalucía durante décadas de poder absoluto.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que ni ha marcado distancia, ni ha depurado responsabilidades, ni ha devuelto el dinero público robado. Por el contrario, su Gobierno y su partido han cerrado filas en torno a figuras condenadas, han bloqueado comisiones de investigación, y han mantenido una pasmosa ambigüedad moral ante delitos gravísimos contra el erario público.

FAFFE: el fraude de los falsos trabajadores
Uno de los casos más bochornosos de corrupción socialista en Andalucía es el de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE), una entidad creada con la noble misión de formar a desempleados, pero utilizada como agencia de colocación paralela para premiar a amigos, familiares y asesores afines al PSOE.

Según ha revelado la Guardia Civil, empleados ficticios cobraban sueldos con fondos públicos, sin pisar una oficina ni realizar actividad alguna. Algunos trabajaban realmente como asesores del entonces consejero de Empleo, Antonio Fernández, mientras cobraban de una fundación supuestamente dedicada a luchar contra el paro. El dinero salió directamente de las arcas destinadas a cursos de formación para desempleados, y fue desviado a fines personales o políticos.

Pese a las promesas de Sánchez de "recuperar hasta el último céntimo", no se ha devuelto el dinero. Nadie del actual PSOE ha asumido responsabilidad alguna. Ni un solo euro ha sido restituido a los andaluces ni al sistema público de empleo.

Los ERE: la trama que condenó al PSOE histórico
El caso de los ERE fraudulentos fue aún más devastador. Con condenas firmes para expresidentes autonómicos como Manuel Chaves y José Antonio Griñán, el escándalo supuso el mayor saqueo de fondos públicos de la historia democrática de España: más de 680 millones de euros desviados de ayudas a empresas en crisis a una red clientelar de sindicalistas, empresarios afines y cargos socialistas.

Pedro Sánchez, antes de llegar a La Moncloa, prometió tomar decisiones contundentes y asumir los costes políticos del escándalo. Una vez en el poder, nunca más volvió a hablar del tema.

Peor aún: el Gobierno de Sánchez no ha reclamado judicialmente la devolución del dinero malversado, ni ha activado recursos de recuperación. Ha dejado que el tiempo y la burocracia apaguen el eco del escándalo, mientras mantiene en cargos públicos y orgánicos a personas vinculadas a esa etapa.

La impunidad como norma
Mientras otros partidos han visto caer a líderes por meras sospechas, el PSOE de Sánchez ha blindado a muchos de sus dirigentes implicados en casos de corrupción. Lejos de apartarlos o sancionarlos, se ha instalado una política de silencio, olvido y protección. Incluso se ha promovido en listas electorales a dirigentes que tuvieron responsabilidades políticas en la etapa del saqueo.

El mensaje es claro: no habrá castigo, ni devolución, ni disculpas. El aparato del partido ha optado por mirar hacia otro lado y tachar cualquier crítica de “campaña de la derecha”, en lugar de reconocer la evidencia judicial y actuar en consecuencia.

Dinero robado, promesas vacías
Pedro Sánchez se comprometió con los españoles a recuperar el dinero público robado por los suyos. Dijo que actuaría “con contundencia” y que el PSOE sería “ejemplar”. Han pasado más de cinco años desde esas palabras, y la realidad es tozuda: ni una sola estructura de su Gobierno ha exigido la restitución efectiva de los fondos saqueados. Tampoco se ha aprobado ningún mecanismo específico para acelerar el reintegro.

Ni FAFFE, ni los ERE, ni otros muchos casos han tenido consecuencia alguna para las arcas públicas. El dinero se fue, y nadie lo ha traído de vuelta. Solo quedan los papeles judiciales, las condenas, y un partido que ya no se ruboriza ante la corrupción si esta lleva su propio color político.

Una regeneración que nunca llegó
Pedro Sánchez construyó su discurso político sobre la promesa de regeneración, pero ha gobernado desde la omisión, la complicidad y el cálculo político. Ha faltado a su palabra más fundamental: la de proteger los intereses de los ciudadanos frente a la corrupción. El PSOE no ha devuelto el dinero robado, y tampoco ha limpiado sus estructuras. Al contrario: ha perpetuado la impunidad.

Lo que debía ser un giro ético se ha convertido en un encubrimiento institucional. Y lo que debía ser justicia, ha quedado en otra promesa incumplida.

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