Franco era socialista, pero Felipe González no y España nunca ha sido una democracia

Somos un animal social. Por encima de cada mente racional, nuestro soporte vital reside en un animal de rebaño que antepone la supervivencia a la inteligencia. Para poder integrarnos en la tribu que nos cobija, cerramos los ojos de nuestro intelecto y aceptamos la mentira más absurda que nuestra manada promulgue como versión oficial. Pero hay cabras locas y ovejas negras que no conocen el miedo y les da por pensar y ver la verdad, aunque les cueste la cruz o la hoguera.

Una de las verdades de rebaño que tenemos más asumidas en la España actual es que los malvados Franco, Hitler y Mussolini representan la derecha más extrema que nos podamos imaginar. Yo adoraba a mi abuelo Juan Pedro que fue desterrado y estuvo en la lista de fusilables del Régimen de la Postguerra, así que me resultaba bien fácil asumir este dogma con naturalidad. Pero como he salido oveja negra, sin dejar de sentir la correspondiente antipatía por aquel Caudillo dictador, no he podido dejar de darle algunas vueltas al panfleto hasta descubrir algunas cosas que te dejan boquiabierto.

De mi pre adolescencia, a duras penas recuerdo la muerte de Franco, pero lo que sí recuerdo bien es lo que se nos vino encima cuando se implantó en España el Impuesto sobre la Renta. Y es que, durante la Dictadura, el ciudadano de a pie no pagaba impuestos directos como hoy. Ha bastado preguntarse cómo pagaba Franco a los maestros, los bomberos, los médicos y los funcionarios para darse cuenta del “pastel”.

Resulta que, durante su mandato, la gran industria y las grandes empresas eran propiedad del Estado y sus beneficios financiaban la economía nacional ¡No fastidies! ¿Eso no se llama “SOCIALISMO”? ¿Cómo puede ser que el “facha” de Franco fuera socialista? ¿El mundo al revés? Llegado este punto, era el momento de decidir si permitirle a la mente seguir rebuscando o negar la evidencia para no ser tachado de loco, de facha, o de conspiranoico fangoso.

Yo seguí, loco de mí, dándole vueltas al tema, tan solo para confirmar lo que ya era evidente. En la Europa de 1930, tanto el Partido Nazi, como el Fascista y el Falangista, representaban el Nacional-Socialismo ¡Socialismo sí, se llamaban nacional-socialistas! Pero tan solo Franco sobrevivió a la 2ª Guerra Mundial y tuvo la oportunidad de demostrar lo que era su socialismo en tiempos de paz.

Pero como ya hemos dicho, Franco se murió. Y empezó “La Transición” que, en 1982, llevó al poder al PSOE (Partido SOCIALISTA OBRERO Español) presidido por Felipe González. De su mano entramos en la OTAN (a pesar de haber ganado las elecciones con una campaña electoral en contra) y, a continuación, en la Unión Europea.

 También por su mano, se procedió a la PRIVATIZACIÓN de toda aquella Industria Nacional que sostenía al Estado, reconvirtiendo de un plumazo nuestro Estado al más puro CAPITALISMO ¡Efectivamente, el PSOE de Felipe fue capitalista! Para mear y no echar gota ¿eh? Por si había alguna duda al respecto, fueron ellos los que parieron aquello que dio en llamarse “la Cultura del Pelotazo” que no era más que el enriquecimiento rápido a costa de una especulación salvaje, propia del Capitalismo más radical.

Y si, para el PSOE, lo de llamarse “Socialista” pareció una burla al intelecto del rebaño nacional, lo que cobró tintes macabros fue lo de autodefinirse con el apelativo “Obrero”. Al menos así lo sintieron los obreros de la ciudad de Cartagena, segunda capital de la Comunidad de Murcia y sede de su Parlamento Regional.

 Por entonces, media ciudad vivía de los Astilleros “Bazán”, sus satélites y de otras Industrias Nacionales de esas que sufrieron aquella paradójica reconversión capitalista. Unos 15.000 trabajadores a la calle, muchos de ellos sin derecho al subsidio de paro ni indemnización por despido ya que fueron tratados como funcionarios a los que se les amortizaba la plaza en propiedad.

Tal fue el estallido social contra los socialistas que, el histórico 3 de febrero de 1991, la muchedumbre incendió el edificio del Parlamento Autónomo Murciano en una épica batalla/manifestación contra los antidisturbios (entonces “los marrones”). https://www.eldiario.es/murcia/sociedad/colapso-industrial-coctel-molotov-30-anos-quema-asamblea-murcia_130_8687302.html

Aquella Transición marcó el nuevo rumbo de nuestra querida España. Con el tiempo, tanto la supuesta izquierda capitaneada por el PSOE como la presunta derecha encabezada por el PP, han terminado confluyendo en el “Nuevo Socialismo”. Ya no es aquel “Socialismo Productor” de la Dictadura Franquista, con un Estado/Empresario que usaba sus beneficios para pagar carreteras, sino un “Socialismo Consumidor”, en el que el Estado nos consume a impuestos, tanto a los ciudadanos como a los empresarios, para pagar sueldos, dietas y cazos a esa legión de cargos políticos de la España de las Autonomías.

Pero, por aquel entonces, aquello del falso socialismo y lo de la OTAN hizo que a algunos de nosotros nos costara tragarnos esa maravillosa “Transición” que se nos estaba vendiendo a martillazos por la “tele”. Indiscutiblemente, la explosión económica que acompañó a nuestra entrada en la Unión Europea nos facilitó la digestión ¡Ya ves! Tanta Transición y tanta Democracia Occidental para terminar volviendo al socialismo, pero cambiando lo de ser un país productor a serlo consumidor. Así es como se entiende que lo que sucede ahora es tan solo que estamos al final de un camino que comenzamos a andar en aquella época.

Por entonces, yo tenía casi 30 años ¡Un chaval! Tenía mi mente puesta en el trabajo y la familia, bien lejos de la política, y por eso no me preocupaba en absoluto el no entender por qué la tan venerada “Constitución Española del 78” no se parecía en nada a lo que nos habían enseñado en la escuela sobre la Revolución Francesa y la Democracia en Libertad.

 Aquí los ciudadanos NO éramos iguales ante la Ley, al menos los que no disfrutábamos de Fueros Navarros ni pertenecíamos a Autonomías “Históricas”. Los “Poderes” no estaban separados. Legislativo y Ejecutivo estaban en manos de las mismas personas a través de los partidos que dirigían. Para colmo, eran ellos mismos los que nombraban a los jefes de los jueces y quienes podían indultar a quien les viniera en gana. Y no veas si hablamos de esa legión de aforados y, sobre todo, del Rey que, aunque nadie piensa que vaya a hacerlo nunca, podría pegarle un tiro en la nuca a cualquiera sin que nadie pueda detenerlo o imputarle nada.

Por otro lado, tenía entendido que los “Derechos Fundamentales” eran los que teníamos los ciudadanos frente al Gobierno que esté al mando, fuera democrático o dictatorial. Vale que Franco no los respetara, pero era dictador confeso y ya se había muerto, así que ya no estaba aquí para negárnoslos. Ilusionados por el cambio de régimen, pensamos que se nos planteaba que, aunque aquello era una Constitución de Pandereta, serviría como “transición” entre la cultura totalitaria, en la que nos habíamos movido los últimos casi 40 años, y la democracia “de verdad” hacia la que nos íbamos a encaminar.

El tiempo demostró lo contrario, pues la poca esencia democrática que contenía se fue vaciando de contenido hasta traernos a la situación actual. Basten 2 ejemplos:

Un Derecho como el de la Propiedad Privada quedó herido de muerte cuando la Administración Pública Democrática se atribuyó la facultad de embargarle directamente los bienes a los ciudadanos sin la intervención del juez. A posteriori, es el ciudadano embargado injustamente el que tiene que reclamar ante el juez para que se lo devuelvan. Ahora, el Estado tiene que devolver unos 1.000 Millones al año a los ciudadanos a los que les ha quedado dinero para abogados y tienen suerte además de razón.

Varios Derechos Fundamentales y Tratados Internacionales se vieron seriamente pisoteados cuando los Servicios Sociales fueron autorizados a quitarles los hijos a las familias que considerase oportuno, sin necesitar tampoco de autorización judicial. Esos Servicios Sociales son los mismos que administran las enormes cantidades de dinero público que supuestamente se destinan al cuidado de esos niños.

 Hoy, la Protección de Menores Española se ha convertido en un monstruoso negocio de secuestro y explotación de menores para malversar dinero público. Como ya conocemos por numerosos escándalos reflejados por la prensa de esa explotación que a menudo también es sexual.

A día de hoy, lo que tenemos es una DEMOCRACIA TOTALITARIA dirigida por un gobierno “ocitárcomed” (democrático escrito al revés, como todo lo diabólico) que, en nombre del pueblo, nos quita los derechos fundamentales que le viene en gana, diciéndose legitimado por votaciones recontadas por INDRA, por estados de alarma y, siempre, siempre, por nuestro propio bien.

Al igual que Franco, Felipe González también pasó, y después unos cuantos, hasta llegar al espanto actual. Pedro Chávez admira e imita tanto al dictador Franco que lo ha sacado de su tumba para quedársela él, para el caso de que no consiguiera la vida eterna transmutándose en vampiro, a costa de chuparnos la sangre a todos. Pero no nos engañemos, el culpable no es él, todos sabemos que, en realidad, el origen de nuestros males es haber renunciado a nuestros valores por dinero.

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