LOS NIÑOS DEL SOL, ANCIANOS DE LA LUNA

 El presidente del Gobierno progresista de una parte de España, el de   los bulos, el amigo fiel del dictador marroquí, en la cueva vecina, el envenenado de amonio que trastorna cabezas sin alma se reunía en  Melilla en un disparatado encuentro en un hospital fantasmal.

No encuentra solución para que los hijos del sol y los ancianos de la media luna entre las dunas del Sahara vivan decentemente, solo  en la guerra del petróleo de los  multimillonarios a la sombra de Mahoma que predicaba paraísos de huríes –esclavas−.

Hasta hace un año llegaban a  nuestro país cientos de pequeños, en verano, acogidos por  familias españolas  de corazón, destacándose la región murciana, la solidaria con la ayuda de dos partidos, y algo la iglesia, Cáritas. Pero no es suficiente, desde meses se ha negociado un régimen de becas para los zagales y sanidad para mayores muriendo en algún rincón de las jaimas.

Los ministros progres y los sanchistas hacen oídos sordos ahora dedicados a expandir basura en una cadena de bulos para que los ciudadanos olviden los escándalos que salpican a lo más granado del viejo PSOE, incluso a la familia del Narciso.

Es una estrategia miserable que el Gobierno haga distingos ideológicos, sociales y económicos, e impida que más de 214.000 pequeños del desierto se den un baño refrescante de cultura y tengan futuro, como un europeo o un  ser humano  del mundo occidental o de la banda árabe del lujo y yates que viven como dioses y arman a los terroristas que matan, como lo fue la ETA que asesinaba a sangre fría, como el millar de drones ucranianos disparados con mortal tecnología  judía, no fallan matan rusitos.

Llega el verano, los 60 grados a la sombra, y se negocia, maldito negocio sibilino, si maldito negocio en una España que nos hiela la sangre, y se congela la vida con una multitud de ancianos achicharrados por la política, esos viejos que hace años fueron españoles.

Este diario prepara un informe detallado explicando cómo se  muere en el continente africano en manos de canallas, un informe del coordinador de Opinión Cano Vera que vivió durante 30 años en ese continente que puede ser un paraíso, y, no lo que es, un infierno donde corre la sangre y la tortura que mata, donde se pierde a chorro la dignidad del ser humano, muriendo de hambre y sed infinita. Y la vida es nada.

− Nada de mercenarios submarinos,
avistamos ríos de sangre
atascada en  naves del dinero
y el fuego del grito maniqueo.

Levantaos marinos de combate,
alzad  el grito decidido,
quebrar poetas las liras
y tomad  las lanzas
con soles de esperanza.

!! FALATI, FALATI, FALATI !! JODER, JODER, JODER !!

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