Red Eléctrica tira del gas y de las nucleares para evitar nuevos apagones en España

Las renovables no son culpables de nada, sino benéficas, saludables y baratas, según el Gobierno de izquierdas, pero por si acaso la empresa semipública Red Eléctrica Española, hoy Redeia (Sánchez nombró a Beatriz Corredor, la ex ministra de Vivienda de Zapatero, presidenta), que se encarga de la gestión del sistema eléctrico, está tirando de las energías malditas para los ecologistas para cubrir la demanda y evitar un nuevo apagón.

En septiembre, según Redeia, las diversas centrales instaladas en España generaron 20.427 GWh. De ellos un 22,16% del total, o sea 4.528 GWh, se originaron en los reactores nucleares que el Gobierno de Sánchez quiere seguir cerrando por peligrosas y costosas.

Y 3.094 GWh, es decir, un 15,17%, los generaron las centrales de ciclo combinado, que se alimentan de gas natural, uno de los combustibles considerados responsable del cambio climático por Teresa Ribera, antes vicepresidenta de Sánchez y ahora vicepresidenta de Von der Leyen.

 En conclusión, más de un tercio de la energía consumida en España en septiembre provino de dos fuentes que el Gobierno de izquierdas quiere desmantelar. Sólo la energía solar fotovoltaica (producida por placas solares) tuvo una participación mayor que la nuclear en la generación en septiembre: 4.940 GWh, poco más de un 24%.

Una consecuencia del apagón ha sido la disminución del entusiasmo gubernamental por las renovables, no de boquilla, sino por la vía de los hechos. Desde el 28 de abril, debido al exceso de energías asincrónicas (no constantes o coincidentes en el tiempo con su demanda), sobre todo eólica y solar fotovoltaica, Redeia está impulsando dos energías sincrónicas como la nuclear y el gas natural para cubrir posibles caídas de oferta que causen el colapso del mercado nacional.

En abril, el mes que dejó en ridículo al sistema eléctrico español ante todo el mundo, las centrales de ciclo combinado y las nucleares generaron menos de un 28% de los 20.226 GWh producidos totales. A partir de entonces, su porcentaje ha subido hasta superar un 36% los meses entre junio y septiembre. En agosto, se acercaron a un 40%.

Curiosamente, los aerogeneradores y las centrales de paneles solares mantienen su peso en la generación de energía en España, en torno a un 40%, con un pico de un 45% en septiembre. La energía renovable que ha dejado hueco a la nuclear y la gasística ha sido la hidráulica, que ha pasado de un 19,5% en abril a menos de un 8% en julio, agosto y septiembre.

Al ser sincrónica, aparte de renovable, las turbinas de las centrales hidráulicas pueden funcionar o pararse por orden de Redeia, y ésta ha optado por detenerlas para mantener las placas solares y los aerogeneradores en marcha.

La fragilidad del sistema eléctrico también afecta a los ciudadanos en su factura eléctrica. Con los datos de Redeia, el ciclo combinado produjo en abril 2.541 GWh, un 12,6% de los 20.226 GWh generados ese mes. En los meses siguientes, su participación en la generación no ha dejado de aumentar. En junio, el mes con mayor porcentaje, un 19,7%, los GWh generados en las centrales de ciclo combinado ascendieron a 4.539, un 78% más que en abril.

Y ese gas se compra a Estados Unidos, Argelia (los dos países aportan más del 70% de este hidrocarburo) ¡y Rusia! De la Rusia de Vladímir Putin, contra la que Pedro Sánchez, Margarita Robles y los mandos militares están dispuestos a ir a la guerra, vino en agosto un 7,8% de todo el gas natural. La aportación rusa a la producción energética española fue entre enero y agosto de este año un 12,8% de todo el gas natural importado, según Enagás. Curiosa forma de ayudar a los ucranianos en su guerra contra el invasor ruso.

Como el gas natural hay que pagarlo en el mercado internacional, el precio de la energía que abonan los españoles, sean particulares o empresas, sube. En la primavera y el verano pasados, el precio del GWh en el mercado superó en muchos días los 100 euros el GWh, como en el invierno.

 La caída del precio en marzo y abril por debajo de los 60 euros (en parte debida a la abundancia de renovables) se ha esfumado. Más de un conciudadano «de progreso» lo considerará un sacrificio pequeño por salvar su piso en la costa de ser inundado por el derretimiento de los polos.

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