LOS HECHOS. LUNES DIA 18 DICIEMBRE SEIS DE LA TARDE. Un hombre mayor, 87 años, residente en la pedanía de Santo Ángel, vive solo. Compra en un gran supermercado los alimentos necesarios para vario próximos días.

Ante su sorpresa la cajera le informa que sus dos tarjetas, no responden, al parecer han sido bloqueadas SIN PREVIO AVISO. El anciano busca en su monedero, y paga una modesta cantidad, se queda con diez euros. Se siente sofocado, aislado y  acongojado e inerme.

Al otro día, martes, acude a la sucursal del BANCO SABADELL, en Algezares, es cliente desde hace treinta años. Y pide una solución, pocas palabras y mala cara de una cajera que le indica que reclame a la sucursal de LAS TORRES DE COTILLAS, y que no puede auxiliarle.

El mayor, debilitado en su moral y su edad, la explica que es un problema, tan lejos. Insiste. Nada, silencio. Pide ayuda a un hijo. Llamadas a MADRID, central del banco de la burguesía catalana, le prometen una solución, pero nada de nada. No llega, le mienten.

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Finalmente deciden padre e hijo personarse en el banco, Torres de Cotillas, les informan y le prometen desbloquear la tarjeta azul, y le conceden unos 500 euros para ir tirando, hasta que cobre la pensión, que pudiera peligrar a la vista de los hechos bárbaros. El  miércoles, a las seis de la tarde, el mayor, José, se dirige a la caja de Santo Ángel para sacar dinero. Cero. Siguen bloqueadas las tarjetas, no puede comprar, y siente como rabia, impotencia e indignación. Otro hijo le regala cien euros para que en estas fiestas pueda ir tirando.

ANÁLISIS.- Este señor, CARLOS, famoso, por su lucha contra los abusos de la banca, se felicitaba de que el Gobierno había comprendido sus reivindicaciones, la del colectivo de ancianos, machacados no solo por la soledad, sino la indefensión y los abusos, quizás de otras amenazas, porque este señor del relato, nos contaba ayer que había sido víctima de un robo en un parking importante, de la desinformación y de los chantajes emocionales de sus propios familiares, y el final en residencias desagradables impropias para seres humanos debilitados por la depresión y la fuerza salvaje de la clase política de todos los tiempos.

EPÍLOGO.- Necesitamos un Banco Nacional de España. O una nacionalización moderada que haga justicia a veinte millones de ciudadanos vejados por una banca que no sea una ONG pero tampoco un poder incontrolado. Y de venganzas sicilianas.

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