El Ministro de interior Grande-Marlaska y su ministerio no ha permitido la entrada en España a un activista saharaui en tratamiento oncológico y a un matrimonio saharaui con su hija enferma de año y medio, que abandonaron el Sáhara Occidental huyendo de la represión de las autoridades marroquíes.

Ali Hammou, de 30 años y el matrimonio formado por Mohamed Ali Mohamed Slimani, de 34 y Rbab al-Tarad Yahi de 27 con su hija Aziza, de año y medio, llegaron al aeropuerto Adolfo Suarez Madrid-Barajas procedentes de El Aaiún en la madrugada del pasado día 9 y solicitaron protección internacional ante la creciente persecución que sufren los saharauis en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos.

Esta protección de asilo fue denegada por Interior y hoy, 21 de septiembre, el estado de salud de Aziza empeora. Tiene heridas en la boca, apenas come y ha perdido peso, pero Marlaska y su aparato ministerial le niega el traslado a un hospital.

Hay que recordar que Marlaska impuso recientemente intérpretes marroquíes a los saharauis solicitantes de asilo. Ya han sido varios abogados quienes han denunciado que se están produciendo denegaciones de protección internacional en base a traducciones erróneas o tendenciosas debido al conflicto vigente del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos desde 1976.

En cualquier caso, no sorprende mucho que Marlaska, aquel juez instructor por el que en su día España fue condenada en repetidas ocasiones por el Tribunal de Estrasburgo de Derechos Humanos por hacer caso omiso a varias denuncias de tortura, ahora como ministro de interior, niegue el traslado de una niña de año y medio a un hospital y el tratamiento de un enfermo de cáncer.

Si recordamos hace apenas dos meses, las declaraciones y alabanzas de Marlaska sobre los grandes avances del régimen de Mohamed VI en justicia social, gestión de inmigración y terrorismo, olvidando como siempre las violaciones de derechos humanos sobre el pueblo saharaui, tampoco sorprende que se les niegue protección y asilo político y sin embargo, permita pasar a miles de inmigrantes ilegales que el régimen dictatorial marroquí y su  Mohamed dirige hacia Canarias.

Ni tampoco que haga oídos sordos al tráfico de drogas desde la aplastada República del Rif, ni de la que proviene del territorio ocupado del Sáhara Occidental. Tráfico y mafias controladas por el régimen marroquí. De hecho, un tercio de la cocaína que ingresa en Europa proviene del Sáhara Occidental ocupado.

 Y es que, ya sabemos que desde el caso Pegasus y otros allegados al presidente Sánchez, España es la lacaya de Marruecos, amigo sempiterno de USA y por supuesto del Sión, cuyos tentáculos penetran en todo rincón. De hecho, la presencia militar de Israel en el Sáhara Occidental ocupado es cada vez mayor, así como sus empresas en el sector agrícola, energías renovables, reservas de gas y el turismo creciente de israelíes a la zona ocupada.

Para terminar, creo pertinente añadir algunas de las declaraciones que un cargo del ministerio del interior de Marruecos acaba de revelar al diario El Independiente, en las que afirma que el hecho de que desde hace semanas, decenas de saharauis aterricen en el aeropuerto de Barajas y pidan protección internacional obedece a una estrategia calculada por parte de Marruecos para vaciar el Sáhara Occidental de saharauis, alentando al mismo tiempo a ciudadanos marroquíes residentes en Francia, Italia y España a establecerse en el Sahara ocupado.

El fin, continua este funcionario, es aumentar el censo marroquí en una tierra que es clave para la migración a España y para las mafias del narcotráfico, incluidas las latinas, cuyos barcos cargados de droga llegan a puertos de la zona del Sáhara Occidental desde donde se trasladará hacia Europa.

Parece que este mismo sábado, 21 de setiembre, los 24 activistas saharauis solicitantes de asilo político se han declarado en huelga de hambre en el aeropuerto de Barajas, en protesta por la situación de la niña de un año y medio retenida con su madre por el Ministerio de Interior de España.

Espero y deseo que Marlaska permita al fin que Aziza, la niña saharaui de año y medio cuya salud empeora, sea trasladada a un hospital; que Ali Hammou reciba su tratamiento oncológico y que el ministro deje de dificultar y obstaculizar las peticiones de protección y asilo del pueblo saharaui, colonia abandonada y traicionada por España.

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