Sánchez y el PSOE se desangran: entre la fuga de afiliados y la bancarrota moral

La lenta pero imparable caída de Pedro Sánchez y del PSOE.
El PSOE atraviesa un proceso de descomposición interna evidente. Bajo el mando de Pedro Sánchez, el partido no solo ha perdido cualquier atisbo de credibilidad institucional y coherencia ideológica, sino también miles de militantes y una base social que cada día le da más la espalda.

Según los datos del propio portal de transparencia socialista, el partido ha perdido 112.000 euros en cuotas de afiliados en apenas un año, una cifra que no es meramente económica, sino política: hay cada vez menos socialistas dispuestos a seguir sosteniendo un proyecto corrupto, vacío, corrosivo y rendido a los enemigos de España, ya sean los globalistas o los separatistas.

Entre 2023 y 2024, los ingresos por esta vía pasaron de 9.904.892 euros a 9.792.656 euros. Pero esta cifra no refleja el hundimiento total. En 2022, los socialistas ingresaban 21,5 millones de euros por cuotas, donaciones y aportaciones de sus cargos públicos; en 2023, esta cifra ya había caído a 19,8 millones; y en 2024 se desploma hasta los 18,7 millones. Una tendencia clara: el PSOE sangra por sus propias heridas. Y esta hemorragia, aunque constante, no es aún suficiente.

Y es que ni sus propios afiliados creen ya en él. El PSOE ha dado de baja 15.349 carnés desde que Pedro Sánchez llegó a la secretaría general. A finales de 2023, el censo de militantes activos rondaba los 172.600, frente a los 187.949 que tenía en 2017. El mensaje es claro: miles de socialistas han dejado de creer en un proyecto que ha blanqueado a los separatistas, ha promovido la corrupción y ha despreciado los valores fundamentales de España.

Ferraz intenta minimizar esta fuga apelando a que, a diferencia de otros partidos, “los militantes socialistas están al corriente de pago”. Pero esta justificación es pobre. Primero, porque es imposible verificar los datos de afiliación: la cúpula del PSOE mantiene férreamente el control de esa información, custodiada por el secretario de organización, Santos Cerdán. Segundo, porque el problema no es solo económico, sino moral y político.

El PSOE se mantiene en pie gracias a una red de financiación pública que cubre gran parte de sus gastos. En 2024, ha recibido 45,7 millones de euros del dinero de todos los españoles. Es decir, ocho de cada diez euros que financian al partido de Sánchez provienen de las arcas del Estado.

Tras las elecciones generales del 23 de julio de 2023, el partido se embolsó más de 4,1 millones de euros solo en concepto de representación parlamentaria, calculados a razón de 21.167,64 euros por cada escaño obtenido (122 en el Congreso, 72 en el Senado). A ello hay que sumar 0,81 euros por cada voto válido al Congreso y 0,32 euros por cada voto al Senado. Una estructura subvencionada, inflada y protegida, que no responde a una adhesión popular real, sino a la lógica clientelar del sistema. Es la casta política del régimen bipartidista.

Además, el PSOE, como todos los grandes partidos, ha recibido dinero adicional por el funcionamiento ordinario de sus grupos parlamentarios, cargos en ayuntamientos y diputaciones, seguridad en sus sedes y otras partidas que suman millones. Y aun así, el PSOE gasta más de lo que ingresa: solo en 2023 desembolsó 38,6 millones de euros en actividades electorales. Es un modelo insostenible que solo puede mantenerse en pie mientras haya dinero público que lo sostenga. Y eso lo pagan los contribuyentes.

La desafección ciudadana no se limita a los números de afiliación o cuotas. Se refleja también en el rechazo que una parte creciente de la sociedad expresa hacia las políticas del Gobierno: cesiones al separatismo, indultos, amnistías, leyes ideológicas que destruyen la familia natural, imposición de la ideología de género y sumisión a la agenda globalista 2030. El PSOE ha dejado de ser un partido aparentemente nacional y se ha convertido en una maquinaria de poder al servicio de intereses ideológicos ajenos a España.

¿Es suficiente esta decadencia para que se produzca un cambio? No, aún no. Como señalábamos al inicio, la caída del PSOE es real, pero aún no es suficiente. Porque, por un lado, existe una base fiel de votantes socialistas acríticos, incapaces de cuestionar al partido aunque se demuestre su corrupción, su incompetencia o su servilismo a los enemigos de España. Y por otro lado, la alternativa del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo es simplemente más de lo mismo. No combate el mal, simplemente lo gestiona.

El PP no representa una ruptura con el sistema, sino una alternancia inofensiva que mantiene las mismas estructuras ideológicas, renuncia a la batalla cultural y cede ante las imposiciones de la izquierda en materia de educación, valores y soberanía.

El socialismo se desmorona, pero si no se reemplaza con un proyecto de verdad, España seguirá a la deriva. No basta con que el PSOE caiga; hace falta que se levante una alternativa que esté a la altura del momento histórico.
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