Santos Cerdán niega que Leire Díez sea su colaboradora y que siga instrucciones de Ferraz

La dirección socialista niega cualquier vínculo con la exconcejal implicada en un intento de desprestigio contra la Guardia Civil. Las dudas persisten sobre una posible sanción interna.

La figura de Leire Díez Castro, exconcejal socialista, ha quedado en el centro de la polémica tras la difusión de unas grabaciones en las que supuestamente solicitaba pruebas para desprestigiar a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. La reacción del Partido Socialista no se ha hecho esperar: desde la cúpula del partido se han apresurado a desmarcarse de cualquier vínculo con la militante, en un intento de contener el escándalo.

Cerdán: "Leire Díez no tiene nada que ver con Ferraz"
Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, fue claro y tajante en sus declaraciones desde los pasillos del Congreso de los Diputados. Preguntado por la relación de Díez con el partido, negó rotundamente que se tratara de una colaboradora o que actuara bajo instrucciones de la dirección socialista:

“Leire Díez es una militante y nada tiene que ver con Ferraz ni con el área de Organización que yo dirijo.”
Cerdán se mostró visiblemente incómodo ante las preguntas de los medios, especialmente cuando se le cuestionó sobre posibles medidas legales o disciplinarias contra Díez. Aunque rechazó de plano que hubiera recibido instrucciones desde la dirección del partido para llevar a cabo las gestiones que se le atribuyen, el dirigente socialista optó por abandonar el Congreso sin aclarar si se expedientará a la militante, como ha sugerido el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

¿Habrá sanciones? Ferraz guarda silencio
El silencio de Ferraz en este punto ha generado aún más incertidumbre. La ausencia de una respuesta clara sobre si se abrirá expediente disciplinario o si el PSOE actuará legalmente contra Leire Díez deja una sombra de duda que sectores críticos dentro del partido no han tardado en señalar. García-Page, uno de los barones más críticos con la actual dirección, ha sugerido que la militante debería ser sancionada internamente si se confirma su implicación en una operación contra la Guardia Civil.

La falta de una postura firme al respecto puede alimentar la percepción de ambigüedad por parte de la dirección del partido, en un momento especialmente sensible en el que la relación entre instituciones del Estado y los partidos está bajo constante escrutinio.

Grande-Marlaska respalda la versión oficial
Por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha querido zanjar cualquier vínculo oficial entre Díez y el PSOE, remitiéndose al comunicado emitido por el propio partido tras conocerse los hechos:

“Nada más salir la noticia, el Partido Socialista realizó un comunicado donde evidentemente manifestó, como es así, que no tiene nada que ver en cualquier actuación que se pueda haber desarrollado en ese marco.”
Grande-Marlaska recalcó también que Leire Díez no está en nómina del partido, lo que reforzaría la tesis de Ferraz de que actuó a título personal, sin encargo ni conocimiento previo por parte de la dirección.

Una militante "de base" en el centro del huracán
Pese a los intentos del PSOE de desvincularse de la actuación de Díez, el caso sigue generando ruido político y mediático. Las grabaciones, aún no completamente difundidas ni verificadas en su totalidad, apuntan a un intento deliberado de obtener material que pudiera dañar la imagen de la UCO, una unidad clave en la lucha contra la corrupción en España.

Aunque Ferraz insiste en que se trata de una militante "de base", la repercusión del caso ha traspasado las fronteras internas del partido, provocando que dirigentes regionales pidan mayor contundencia. La oposición también ha aprovechado para cargar contra el PSOE, exigiendo explicaciones públicas y medidas claras para evitar que casos como este socaven la confianza en las instituciones.

 El PSOE intenta tomar distancia del escándalo protagonizado por Leire Díez, subrayando que actuó de forma individual y sin respaldo de la dirección. Sin embargo, la falta de claridad sobre posibles sanciones internas mantiene viva la controversia, mientras crecen las voces que piden una actuación ejemplar por parte del partido.

En un contexto político tenso, donde cualquier grieta es amplificada, la dirección socialista deberá decidir si opta por cerrar filas o por imponer medidas disciplinarias que refuercen su compromiso con la legalidad y la ética institucional.

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