Opinion Juan Sánchez 27 de agosto de 2025

TECNOTRÓFICOS

Un problema que afecta especialmente a los jóvenes, quienes al pasar más tiempo en redes sociales son más vulnerables a ataques personales o a la divulgación de información falsa para dañar su reputación, resultando en problemas de salud mental graves

Redes Sociales

 No creo que la tecnología esté facilitándonos la existencia, al contrario, está emborronándonos la vida cada vez más y más. Indudablemente, los dispositivos electrónicos que conviven con nosotros, –o mejor nosotros con ellos–, han dejado de ser nuestras extensiones electro-mecánicas, herramientas, útiles personales, laborales y sociales, siempre bajo nuestro control y voluntad como complemento a las limitaciones más inmediatas de nuestra biología, para convertirse en GARRAPATAS gulusmeras de cada detalle, cada paso, cada pensamiento que ronda la existencia interna y externa del personal.

Son la vieja del visillo de unos ‘ENTES’ supra humanos que nos controlan vía dicha tecnología. Somos esclavos del capricho, el interés malsano y la codicia fuera de control –por encima de unas leyes que se rubrican al dictado– de unas corporaciones enfocadas al latrocinio de nuestra intimidad como primorosa fuente de datos para ingeniar los productos de consumo masivo, obligados, si o si, para el desarrollo, existencia y realización como seres autónomos, o algún sucedáneo del ser humano desprovisto de la esencia que lo definía llamada LIBERTAD.

Lo que hace escasas décadas empezase cual pura anécdota de modernidad, un gachet telefónico ‘imprescindible’ a las puertas del nuevo milenio, un tirarse el rollo con el vecindario menos potentado, hoy se ha socializado hasta la tramposa gratuidad de una dependencia-esclavitud consentida, sufrida y desconocida por la mayoría de siervos-eunucos de esas MÁQUINAS insaciables, diabólicas, alienantes y de todas todas CASTRADORAS de esa luz eterna: nuestra humanidad.

Rula mucha literatura científica ‘experta’, bienintencionada y no tanto (Podéis ilustraros en la propia Red de redes, hay mucho trabajo elogiable y mucha bastardía depreciable. Vosotros mismos debéis y habréis de decidir inexcusablemente). Exposiciones diamantinas liberadas de duda o muy opacas y con demasiadas sombras al rececho de cuestión tan inquietante como acuciante.

A todos, nos va el futuro en sus conclusiones. Decisiones que se están ‘troquelando’ para el futuro inmediato de la totalidad. Entender y priorizar los pro y los contra de esta tecnología pueden marcar, desde la honestidad y responsabilidad de sus ingenieros, un sendero de gloria futura para el mundo y todas sus especies, o un infierno irreversible parido al alimón entre mentes humanas y otras mentes NO tan humanas –en pleno alumbramiento– en momentos tan cruciales del presente.

“ESCLAVOS DE LA TECNOLOGÍA – BY IA GOOGLE”

Ser un «esclavo de la tecnología» describe la dependencia excesiva y no crítica de los dispositivos y plataformas digitales, que genera una pérdida de libertad, bienestar y autonomía personal, manifestándose en síntomas como la nomofobia, el sedentarismo, la ansiedad o el ciberacoso, y un abandono de la vida presencial para refugio en la esfera digital.

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Síntomas y manifestaciones de la esclavitud tecnológica

Nomofobia:

El miedo o la ansiedad a estar sin el teléfono móvil o dispositivo tecnológico, lo que lleva a estar constantemente consultando las pantallas. 
Sedentarismo y problemas de salud:

La inactividad física prolongada al estar frente a una pantalla, lo que puede llevar al sobrepeso, obesidad, lesiones musculares y trastornos del sueño. 
Aislamiento social y depresión:

La evasión de la realidad y la sustitución del contacto presencial por interacciones virtuales puede generar sentimientos de soledad, ansiedad y depresión. 
Ciberacoso:

Un problema que afecta especialmente a los jóvenes, quienes al pasar más tiempo en redes sociales son más vulnerables a ataques personales o a la divulgación de información falsa para dañar su reputación, resultando en problemas de salud mental graves. 
Pérdida de libertad y soberanía:

La exposición de la privacidad, la entrega de datos personales y la cesión de la soberanía individual en las redes son formas de «esclavitud digital» en las que el valor generado por el usuario no le pertenece. 
Cómo combatir la dependencia tecnológica

Establecer límites y control:

Ser consciente del tiempo dedicado a las pantallas y, si es necesario, desconectarse de redes sociales y establecer límites de uso. 
Fomentar el uso crítico y responsable:

Cuestionar el uso que se le da a la tecnología y buscar un equilibrio, en lugar de dejarse llevar por la inercia o por el diseño adictivo de algunas aplicaciones. 
Priorizar el bienestar personal:

Encontrar actividades placenteras y más saludables fuera del mundo digital, como dedicar tiempo a otras aficiones, conectar con la naturaleza o cultivar relaciones personales significativas. 
¿PARA QUÉ NECESITAMOS PRODUCIR TANTÍSIMA ENERGÍA? – (CONSULTAMOS LA IA DE GOOGLE).

Se necesita energía para todas las actividades, tanto vitales como cotidianas. En los seres vivos, la energía es esencial para la supervivencia, el crecimiento, la reproducción y las funciones metabólicas. En la sociedad moderna, la energía es fundamental para la industria, la generación de bienes y servicios, la iluminación, la climatización de edificios, el transporte y el desarrollo de la tecnología, incluyendo la inteligencia artificial. 

En los seres vivos

Funciones vitales:

El cuerpo humano necesita energía para mantener el ritmo cardíaco, la respiración, el metabolismo y la regulación de la temperatura. 

Metabolismo:

Es el conjunto de procesos celulares que hacen que la energía esté disponible para mantener, crecer y reproducirse. 

En la sociedad y la industria

Producción industrial:

Sectores como la metalurgia, la química y la fabricación de productos electrónicos son grandes consumidores de energía para sus procesos productivos. 

Servicios e infraestructura:

La energía alimenta la iluminación de las ciudades, la climatización (aire acondicionado y calefacción) de los edificios, y el funcionamiento del transporte y las redes de comunicación. 

Desarrollo tecnológico:

Tecnologías modernas como la inteligencia artificial requieren grandes cantidades de energía para entrenar modelos y operar los centros de datos que albergan los servidores. 

El rol en el desarrollo

Crecimiento económico:

La disponibilidad de energía impulsa el progreso económico y el desarrollo humano, al mejorar la productividad y el acceso a servicios básicos como agua potable y educación. 

Estilo de vida moderno:

Nuestros hogares consumen energía para electrodomésticos como refrigeradores, lavadoras y equipos electrónicos, que forman parte integral de nuestra vida diaria.

Os habréis dado cuenta de la DEPENDENCIA ENERGÉTICA EXPONENCIAL de esta CHAPUZA de civilización humana, frente a la abismada decadencia de las relaciones «con Alma y sentimientos puros» entre monos y borregos dando manotazos a las tóxicas y lobotomizantes pantallas??… Otro mundo aún es posible… pero por muy poco tiempo. La tele-tecno-convivencia es el Armagedón de la humanidad…

Solo dejo esta reflexión: La tecnología ha hipotecado totalmente nuestra existencia… Las personas somos muchísimo más que manipuladores clónicos, crónicos, de aparaticos electrónicos… y dedicamos demasiado esfuerzo personal y demasiado tiempo de vida a pulsar botones envenenados por un sistema demasiado cuestionable para bien de nuestra humanidad. Porque la especie somos nosotros, no un gigantesco laberinto de interruptores, algoritmos, CPUs, pantallas y codificadores trabajando para el beneficio de QUIÉNES??

O dicho de otro modo: la tecnología debe estar a nuestro servicio. Los humanos no somos sus esclavos y servidores. Cosa que actualmente invierte esa condición… Ese es el gran peligro tecnológico. Y DA MUCHO MIEDO!!

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Desde el principio de mi intervención he cuestionado la ingente cantidad energético-tecnológica que estamos produciendo actualmente. No para de crecer de forma demencial. Y eso condiciona la convivencia humana y de todo otro ser vivo del ecosistema planetario. En realidad, ¿tanta energía repercute positivamente en la biomasa del planeta o hay otra forma de existencia más voraz forzando, por propia necesidad, avaricia y urgencia de crecimiento, esa mega producción energética?

Como habéis comprobado, no hemos tenido reparo alguno en consultar con otras mentes NO HUMANAS a la hora de resolver al menos en el papel los hándicap que se nos presentan en la actual encrucijada evolutiva. No somos trogloditas ni involucionistas empecinados en volver al mundo de las cavernas.

Algo que por otro lado ya está sucediendo desde un punto de vista talmente intelectual. Solo debéis consultar el alarmante retroceso de la inteligencia humana en las última generaciones. Las más prestigiosas universidades del planeta han disparado las alarmas en ese sentido. Algo está pasando para que la masa humana haya decidido no calentarse demasiado los cascos, iniciado esta atrofia esencial y su pérdida cualitativa y cuantitativa que rompe todos los esquemas de miles, millones de años de crecimiento mental:

“¿Para qué usar los dientes neuronales si la tecnología ya te da la papilla cerebral aliñada, solo hay que tragar y tragar, Verdad? Da qué pensar, para aquel que esté dispuesto a poner en marcha nuevamente su mente. O no?

Y punto.

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