Nacional Por: Impacto España Noticias15 de septiembre de 2025

¿Por qué la Generación Z española no quiere trabajar y abandona su primer empleo antes de un año?

Un 41% de los jóvenes de entre 18 y 28 años deja su empleo antes del primer año y son los más despedidos del país

Generación Z

La Generación Z española no quiere trabajar según muestran los últimos datos: un 41% de los jóvenes de entre 18 y 28 años deja su primer empleo antes de un año. Esta tendencia refleja una ruptura con la cultura laboral de la estabilidad y plantea un reto para España en un contexto de precariedad, salarios bajos y emigración juvenil.

Un fenómeno que rompe con décadas de cultura laboral
En las oficinas y comercios de Madrid, Barcelona o Valencia, los responsables de recursos humanos confirman el fenómeno. La Generación Z española no quiere trabajar en los términos en los que lo hicieron sus padres y abuelos: permanencia y estabilidad.

El dato es contundente: el 41% abandona su primer empleo antes de cumplir los 12 meses. Además, es el grupo que más despidos acumula en España, lo que muestra un doble movimiento: renuncias voluntarias y ceses empresariales.

Este choque entre expectativas y realidad redefine las relaciones laborales del país. Mientras las generaciones anteriores aceptaban la jerarquía, la permanencia y la rutina, los jóvenes reclaman un contrato social distinto: menos rigidez, más reconocimiento y un propósito claro en sus tareas.

Motivos de la renuncia: salarios bajos y falta de flexibilidad
¿Por qué la Generación Z española no quiere trabajar en las condiciones actuales? Los estudios recientes apuntan a tres factores claros:

Salario insuficiente: Los menores de 29 años ganan un 34% menos que la media nacional. La precariedad contractual con contratos temporales o parciales impide un proyecto de vida estable.

Rigidez laboral: Tras la pandemia, el teletrabajo se consolidó, pero muchas empresas han dado marcha atrás. La falta de flexibilidad horaria choca con las prioridades de esta generación.

Desencuentro de valores: Los jóvenes buscan entornos laborales con propósito, sostenibles y éticos. Si no perciben coherencia, prefieren cambiar de empleo o emigrar.

Como consecuencia, casi un 20% de los jóvenes ya busca trabajo en el extranjero, atraídos por salarios más competitivos y mejores condiciones laborales.

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Precariedad y despidos: una generación expuesta
La Generación Z española no quiere trabajar solo por decisión propia, también porque el sistema los expulsa. Es el colectivo que más despidos sufre en España. Muchos empresarios interpretan su movilidad como “falta de compromiso”, lo que penaliza a los jóvenes en sectores tradicionales.

El panorama es alarmante:

El 25,5% de los menores de 25 años está desempleado en España, el doble que la media europea.
El 25% trabaja a tiempo parcial y la temporalidad juvenil alcanza el 34,4%, frente al 15,9% del conjunto de trabajadores.
Incluso a los 34 años, los jóvenes no alcanzan los niveles salariales de generaciones anteriores a los 24.

Esto genera una “carrera laboral interrumpida”, con bajos ingresos e incertidumbre para acceder a una vivienda o aspirar a pensiones dignas en el futuro.

La brecha entre oferta y demanda laboral
El mercado laboral español tampoco se ajusta a la realidad formativa de los jóvenes. Aunque la Generación Z española no quiere trabajar bajo esquemas rígidos, las empresas tampoco encuentran el talento técnico que necesitan.

En 2025, el 50% de las ofertas de empleo requieren formación técnica superior.
El alumnado en Formación Profesional (FP) creció un 32% en dos años, pero la oferta aún es insuficiente para cubrir la demanda.

En la próxima década se jubilarán más de cinco millones de trabajadores, mientras que apenas dos millones de jóvenes estarán preparados para ocupar esos puestos.

Sectores estratégicos como la sanidad y la tecnología ya sufren esta carencia, lo que aumenta la presión para transformar la educación y las políticas laborales.

Expectativas frente a una realidad que no convence
Los jóvenes de hoy crecieron en un mundo digital, globalizado y exigente. Por eso, la Generación Z española no quiere trabajar en estructuras rígidas y poco transparentes. Prefieren modelos que premien el mérito, fomenten la conciliación y den sentido al trabajo diario.

Algunas empresas pioneras ya aplican cambios para atraer y retener talento:

Implantan esquemas de teletrabajo o modelos híbridos.
Mejoran los salarios de entrada.
Desarrollan proyectos con impacto social real.
Ofrecen planes de carrera claros y estables.
Sin embargo, la mayoría empresarial sigue anclada en modelos tradicionales que desincentivan a esta generación.

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España ante el reto de retener a su juventud
La consecuencia de que la Generación Z española no quiere trabajar en las condiciones actuales es clara: fuga de talento, envejecimiento acelerado y pérdida de competitividad frente a países que ya apuestan por modernizar su mercado laboral.

Si España no corrige esta tendencia, enfrentará una tormenta perfecta: despoblación, pérdida de productividad y una juventud desconectada de su propio país.

La Generación Z española no quiere trabajar porque percibe que el sistema no le ofrece futuro. No es una cuestión de falta de esfuerzo, sino de desencanto ante salarios precarios, contratos basura y ausencia de horizontes.

El reto es doble: empresas y Estado deben asumir su responsabilidad para modernizar el mercado laboral, generar oportunidades reales y devolver a la juventud la confianza en el esfuerzo y el mérito. España no puede resignarse a perder a toda una generación.

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