Argelia cierra la puerta a España y rechaza reabrir el gasoducto del Magreb en plena disputa energética con Marruecos
La negativa argelina evidencia que el país norteafricano no ha perdonado a Sánchez la ruptura con la posición neutral que mantenían los gobiernos españoles desde 1975 y continúa utilizando la energía como instrumento de presión política y económica
Argelia ha rechazado de forma categórica la petición del Gobierno español para reabrir el gasoducto del Magreb–Europa (GME), infraestructura clave que permaneció operativa durante décadas transportando gas argelino hasta la Península Ibérica a través de Marruecos.
El tubo fue clausurado en 2021 en un contexto de máxima tensión diplomática entre Argel y Rabat, agravado por la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez de respaldar la propuesta marroquí sobre el futuro del Sáhara Occidental, un giro histórico en la postura tradicional española.
La negativa argelina evidencia que el país norteafricano no ha perdonado a Sánchez la ruptura con la posición neutral que mantenían los gobiernos españoles desde 1975 y continúa utilizando la energía como instrumento de presión política y económica.
Un gasoducto estratégico convertido en arma política
Construido en los años noventa, el GME transportaba gas argelino a España y Portugal, asegurando además el suministro a Marruecos a través de un sistema de pago mixto: parte monetario, parte en gas como canon de tránsito. Su cierre supuso un golpe severo para Rabat, que dejó de recibir de forma directa el combustible necesario para alimentar sus centrales eléctricas.
Tras el cierre, Marruecos solicitó a España invertir la dirección del flujo para recibir gas desde Tarifa. El Gobierno español aceptó esa petición y desde entonces el tubo funciona en sentido inverso, alimentado con gas natural licuado (GNL) comprado en los mercados internacionales, regasificado en plantas españolas y posteriormente exportado a territorio marroquí.
Este movimiento provocó la reacción airada de Argelia, que advirtió a Madrid de que prohibiría el uso de su gas —transportado a través del gasoducto Medgaz o por vía marítima— si era reenviado, directa o indirectamente, a Marruecos. Pese a ello, las exportaciones españolas a Marruecos han aumentado de forma continua hasta alcanzar cifras inéditas, convirtiendo al reino alauí en segundo destino de las ventas españolas de gas, solo por detrás de Francia.
Tensión energética y reproches diplomáticos
La relación entre Argelia y España cayó en picado desde que Pedro Sánchez comunicara por carta a Mohamed VI su apoyo al plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, lo que Argel consideró una traición diplomática y estratégica. Como respuesta, Argelia suspendió el Tratado de Amistad y congeló prácticamente todas las relaciones comerciales, afectando a empresas españolas y a contratos económicos bilaterales.
Aunque algunos intercambios se han reanudado tímidamente, el rechazo a reabrir el GME demuestra que Argelia mantiene su desconfianza y no está dispuesta a premiar un acercamiento que considera insuficiente y tardío. El mensaje enviado desde Argel ha sido tajante: los intentos de Madrid y sus socios europeos de reactivar el gasoducto son “esfuerzos inútiles”.
La otra batalla: proyectos de gas desde Nigeria y el tablero africano
El pulso entre Marruecos y Argelia por la hegemonía energética africana se traslada al continente. Rabat, con respaldo financiero internacional y participación destacada de China, impulsa la construcción de un megagasoducto Nigeria–Marruecos que cruzará ocho países de África occidental antes de llegar al Atlántico.
El trazado atravesará el Sáhara Occidental, territorio cuya integración en Marruecos fue apoyada por Sánchez, y se espera que su desarrollo afecte también a la actividad portuaria y marítima en las Islas Canarias, generando preocupación por el aumento de competencia frente al puerto de Las Palmas.
En paralelo, Argelia promueve un proyecto alternativo de conexión con Nigeria que busca frenar la expansión marroquí y consolidar su papel como principal proveedor energético del Mediterráneo y de Europa.
La carrera por controlar el gas africano se ha convertido en un elemento central del enfrentamiento entre ambas potencias regionales, con Europa como observador y actor interesado en garantizar rutas seguras de abastecimiento.
España, en una posición delicada
El apoyo explícito del Gobierno español a Marruecos ha permitido a Rabat salvar una situación energética crítica y ganar tiempo mientras construye nuevas plantas de GNL capaces de recibir cargamentos desde Estados Unidos, Rusia y otros proveedores. Pero ese mismo movimiento ha deteriorado profundamente la relación con Argelia, tradicional socio estratégico y uno de los principales suministradores de gas a la Península.
España queda así atrapada en un equilibrio frágil: por un lado, necesita mantener la cooperación con Marruecos para cuestiones clave como migración, comercio y seguridad; por otro, no puede prescindir del peso energético de Argelia en el contexto geopolítico actual.
La negativa argelina a reabrir el gasoducto Magreb–Europa refleja que el conflicto diplomático continúa muy lejos de resolverse. Argelia no olvida ni perdona el cambio de postura de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental, y utiliza el gas como elemento central de presión. Mientras tanto, Marruecos continúa reforzando su posición gracias a un ambicioso proyecto de expansión energética y a su entendimiento con España.
El tablero energético del Magreb se ha transformado en una batalla estratégica por la influencia regional, cuyos efectos se proyectan sobre Europa, sobre el mercado global del gas y sobre territorios tan sensibles como el Sáhara Occidental y las Islas Canarias.
¿Conoces algún hecho irregular que quieres que investigue y cuente Impacto España Noticias? Escribe a denuncias@impactoespananoticias.es
Comparte en Redes Sociales
Apoya el periodismo independiente y crítico
Evite la censura de Internet suscribiéndose directamente a nuestro canal de Telegram, Newsletter
Haz tu Donación
Síguenos en Telegram: https://t.me/impactoespananoticias
Whassapt Impacto España: https://chat.whatsapp.com/DkvQU3OzEzz1Ih524CPUd7
Twitter: https://twitter.com/impactoSumustv
Instagram: https://www.instagram.com/impactoespana?r=nametag
YOUTUBE:https://youtube.com/@impactoespananoticias
Odysee: https://odysee.com/@impactoespa%C3%B1anoticias:a
WhatsApp: 635967726
Te puede interesar
El PP europeo pide a la Comisión investigar la injerencia de Calviño en el INE para inflar el PIB
"Si un país manipula su contabilidad nacional, está engañando no solo a los españoles, sino a todos los socios europeos. La transparencia estadística es una obligación europea que todas las instituciones deben vigilar y hacer cumplir"
El fiscal general, acorralado: siete magistrados deciden si hubo abuso de poder y revelación de secretos
Las penas potenciales son contundentes: hasta seis años de cárcel, 12 de inhabilitación y más de 400.000 euros en multas e indemnizaciones
Miles de médicos de toda España se manifiestan en Madrid para pedir el cese de la ministra de Sanidad
Durante la marcha han sonado cánticos dirigidos a la ministra. Entre ellos: «Mónica, traidora, vete ya», «Mónica dimite, los médicos no te admiten» y «Mónica, escucha, esta era tu lucha»
La Fiscalía de Sanchez frena el registro de la sede del PSOE y evita revisar las entregas en metálico del caso Koldo
A juicio del Ministerio Público, la denuncia contiene información genérica que no satisface los criterios de proporcionalidad ni el conjunto de indicios objetivos necesarios para atribuir un delito a personas identificadas
El globalismo nos quiere nómadas y sin raíces: ni familia, ni patria, ni religión
El globalismo nos quiere nómadas para eliminar nuestras raíces, destruir la familia, borrar la patria y anular la religión. Su objetivo consiste en crear individuos dóciles y manipulables
El OLRC denuncia que el Ayuntamiento proetarra de Pamplona financia un festival que se burla de la Última Cena en su cartel
El ataque a la libertad religiosa provoca indignación social tras conocerse que el Ayuntamiento proetarra de Bildu en Pamplona financia un festival cuyo cartel ridiculiza la Última Cena