La izquierda ya no oculta su inquietud con la deriva de Sánchez

En la izquierda ya no se disimula la inquietud con Pedro Sánchez. No hay un relevo a la vista ni un calendario sobre la mesa, pero el debate sobre el futuro del líder ha dejado de ser ciencia ficción y empieza a aflorar en conversaciones entre los partidos.

Ese cambio de clima no responde a un único factor ni a un episodio concreto. Es el resultado de una acumulación. El desgaste de la coalición de Gobierno, los escándalos que afectan al PSOE, la dificultad para relanzar la agenda legislativa y una sensación cada vez más extendida de estar viviendo siempre a la defensiva. La legislatura sigue formalmente en pie, pero el proyecto empieza a ser cuestionado incluso por sus defensores más férreos. No tanto por lo que ya no hace como por lo que ya ni siquiera promete.

La reunión prevista para este viernes entre el PSOE y Sumar se inscribe en ese contexto. Oficialmente, se trata de reconducir la relación entre socios y reactivar la legislatura. En la práctica, es una prueba de resistencia. Sumar rebajó el tono de su exigencia inicial de un “cambio profundo” del Gobierno, que Sánchez rechaza, y ahora apuesta por un acuerdo de fondo con hitos concretos en materia laboral, económica y de vivienda.

 El mensaje es más pragmático que hace unas semanas, y bastante más ajustado a la relación de fuerzas entre ambos. El socio minoritario asume que no habrá crisis de Gobierno, pero reclama señales que vayan más allá de la resistencia.

Sánchez ha querido marcar distancias con ese debate. Desde Bruselas, en los márgenes de la cumbre europea, lanzó un mensaje de acercamiento. "Pese a las discrepancias, hay muchas cosas que nos unen", recalcó, subrayando que la coalición debe continuar hasta el final de la legislatura, en 2027.

En Moncloa insisten en que las prioridades siguen claras. Subida del salario mínimo, políticas de vivienda, refuerzo del estado del bienestar. Son los asuntos que, a juicio del presidente, cohesionan al Ejecutivo y dan sentido al acuerdo con Sumar.

Al mismo tiempo, Sánchez ha dado una instrucción interna muy concreta. Cortar de raíz "el runrún" sobre un fin de ciclo en el PSOE. "Está obsesionado con la discrepancia", admiten fuentes de la Ejecutiva, más preocupadas por la imagen de agotamiento que por la crítica en sí. La consigna es no alimentar la idea de que el liderazgo esté en cuestión. El problema es que esa discusión ya no procede sólo de los críticos socialistas. Ha entrado en la propia izquierda.

Toni Valero, diputado de IU dentro del grupo de Sumar, advirtió esta semana de que sería una "frivolidad" que los socialistas no se tomaran en serio las advertencias de su socio. Valero evitó anticipar escenarios de ruptura y se aferró a la reunión de seguimiento de este viernes —relevada a una cita de segundas espadas sin contenido de Gobierno— como "herramienta fundamental" para diagnosticar el estado de la coalición. Pero dejó claro que el margen no es ilimitado. Primero hay que cruzar ese puente. Luego, ya se verá.

Más explícito ha sido Podemos, situado ya fuera del Ejecutivo pero aún dentro de la mayoría parlamentaria que sostuvo la investidura. Ione Belarra habló de un Gobierno "políticamente muerto" y cuestionó que el PSOE pueda seguir dirigiendo el bloque progresista. Los morados juegan otra partida y lo hacen subrayando que el problema no es sólo de gestión o de coyuntura, sino de proyecto.

Ese cuestionamiento también se expresa dentro del PSOE, aunque con otros códigos. Emiliano García-Page fue el más claro. El presidente de Castilla-La Mancha afirmó que el ciclo político actual “no puede considerarse de izquierdas” y que este, en realidad, terminó tras las elecciones generales de 2023. La suma parlamentaria que sostiene al Gobierno, vino a decir, es de derechas, aunque pacte con fuerzas independentistas.

En este escenario, Sánchez ha optado por reforzar su relato frente a la derecha. Ha vinculado el crecimiento de Vox no a la acción del Gobierno, sino al “blanqueamiento” que, a su juicio, practican el PP de Alberto Núñez Feijóo y la “derecha mediática”. Ha rechazado equiparar a sus socios con la ultraderecha y ha reivindicado el papel histórico del Partido Comunista en la lucha contra el franquismo frente al carácter “nostálgico” de Vox. Es un discurso que ya ha esgrimido otras veces, para no incomodar a sus socios.

La duda es si esta vez volverá a bastar. Dentro de la izquierda empieza a instalarse la sensación de que la legislatura se ha convertido en un ejercicio de resistencia más que de impulso. Que cada avance cuesta más de lo que rinde políticamente y que "el miedo a la derrota" ha ido sustituyendo a la ambición reformista. Y que ese clima termina afectando al liderazgo, incluso aunque no exista una alternativa clara.

La reunión entre PSOE y Sumar servirá para medir hasta dónde llega esa inquietud y cuánto margen tiene Sánchez para recomponer el bloque. Puede aliviar tensiones y dar oxígeno a la legislatura. Difícilmente cerrará el debate de fondo. Ese ya está abierto y no se resolverá con un acuerdo técnico ni con un mensaje conciliador desde Bruselas. La izquierda ha empezado a preguntarse qué viene después.

¿Conoces algún hecho irregular que quieres que investigue y cuente Impacto España Noticias? Escribe a denuncias@impactoespananoticias.es

Comparte en Redes Sociales

Apoya el periodismo independiente y crítico 

 Evite la censura de Internet suscribiéndose directamente a nuestro canal de Telegram, Newsletter

Haz tu Donación

Síguenos en Telegram: https://t.me/impactoespananoticias

Whassapt Impacto España: https://chat.whatsapp.com/DkvQU3OzEzz1Ih524CPUd7

Twitter: https://twitter.com/impactoSumustv

Instagram: https://www.instagram.com/impactoespana?r=nametag

YOUTUBE:https://youtube.com/@impactoespananoticias

Odysee: https://odysee.com/@impactoespa%C3%B1anoticias:a

WhatsApp: 635967726