La crisis migratoria que enfrenta España, y en general Europa, es una situación compleja que pone a prueba los valores y principios de nuestra sociedad. Como periodista, es mi deber informar sobre este tema con la profundidad y rigurosidad que merece, evitando caer en posturas simplistas o sesgadas.

En este sentido, las declaraciones del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, han sido contundentes al calificar de «miserable» la manera en que formaciones como Vox han intentado hacer política con la muerte, el hambre y la miseria de niños y niñas que huyen de situaciones desesperadas en sus países de origen. Clavijo ha sido claro al señalar que el líder de Vox, Santiago Abascal, será «cómplice» de las tragedias que viven estos migrantes en su intento por llegar a nuestras costas.

La respuesta humanitaria como prioridad
Ante esta crisis, que involucra a seres humanos en situación de extrema vulnerabilidad, la respuesta de España debe estar guiada por principios humanitarios y de respeto a la dignidad de todas las personas. No se trata de un problema político, sino de una realidad que exige una solución solidaria y compasiva.

 Las formaciones políticas que intentan instrumentalizar este drama con fines electoralistas, como parece ser el caso de Vox, no solo dejan en evidencia su falta de sensibilidad, sino que además ponen en riesgo la imagen y los valores que España debe proyectar ante el mundo. El presidente Clavijo ha manifestado su «vergüenza» ante esta situación, y con razón, pues la respuesta humanitaria debe ser la prioridad en estos casos.

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El papel de la sociedad civil
Afortunadamente, la sociedad civil española ha respondido de manera generosa y solidaria ante la crisis migratoria, demostrando que los valores de empatía, compasión y humanidad siguen siendo pilar fundamental de nuestra identidad como país.

Organizaciones no gubernamentales, asociaciones y voluntarios han trabajado incansablemente para brindar asistencia y acogida a los migrantes, en muchos casos supliendo las carencias de las instituciones públicas. Esta respuesta desde abajo, desde la ciudadanía, es un recordatorio de que la solidaridad y la defensa de los derechos humanos deben estar por encima de consideraciones políticas.

En momentos como este, es importante que las autoridades y los líderes políticos escuchen la voz de la sociedad y se alineen con los principios éticos y humanitarios que deben guiar la respuesta del país ante esta crisis. Solo así podremos honrar nuestra tradición de país acogedor y solidario, y proyectar una imagen de España coherente con nuestros valores como nación.

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