La visita de la Reina Letizia al Ayuntamiento de Barcelona ha estado marcada por la ausencia de las principales autoridades catalanas. Junts, ERC, Bcomú y el Govern de la Generalitat han decidido no asistir al evento, lo que refleja la persistente tensión política entre Cataluña y la Corona Española.

 La Reina Letizia ha presidido una reunión a puerta cerrada sobre multilingüismo, en la que ha agradecido el trabajo del Instituto Cervantes en la «misión de promoción y difusión del español, de las culturas hispánicas y las lenguas cooficiales». Sin embargo, la falta de representación de los líderes catalanes ha opacado el evento y evidencia la complejidad de las relaciones entre Barcelona y Madrid.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret, han sido las únicas autoridades catalanas presentes en la recepción de la Reina Letizia. Su participación, si bien simboliza un intento de tender puentes, también refleja las divisiones políticas que persisten en la región.

 Tanto Collboni como Moret han intentado mantener una postura neutral y pragmática en su relación con la Corona Española. Sin embargo, su presencia en este evento ha sido criticada por algunos sectores que consideran que deberían haber boicoteado la visita en solidaridad con los grupos políticos ausentes.

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La presencia del delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto, y del líder de la oposición en Cataluña, Salvador Illa, también ha sido significativa. Estas figuras han representado los intereses del Gobierno de España y de la oposición política en la región, respectivamente.

 La ausencia de los líderes de Junts, ERC y Bcomú, así como del Govern de la Generalitat, demuestra la persistencia de las diferencias ideológicas y la falta de consenso entre las autoridades catalanas y la Corona Española. Esta situación plantea desafíos importantes para la gobernabilidad y la resolución de los conflictos territoriales.

En resumen, la visita de la Reina Letizia al Ayuntamiento de Barcelona ha sido un reflejo de las tensiones políticas que siguen marcando la relación entre Cataluña y el Estado español. La ausencia de las principales autoridades catalanas ha sido un gesto simbólico que evidencia la complejidad del panorama político en la región.

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