Una vez lanzado el bulo y provocar la amplificación de la censura mediática, optó por retractarse, argumentando que George Peter Kaluma «no está en el programa»

Es sabido que cuando se trata de atacar la libertad de expresión, la extrema izquierda no da puntada sin hilo. La maquinaria represiva de los partidos políticos de la extrema izquierda y su brazo propagandístico, El País, no descansan en su cruzada contra quienes defienden los valores de la libertad, la familia, y la vida.

El ejemplo más reciente de esta estrategia concertada es la campaña de acoso y derribo contra la VI Cumbre Transatlántica organizada por la Political Network for Values en el Senado español. En el centro de esta operación, encontramos al radical de extrema izquierda, Ángel Munárriz, periodista del El País, cuyas mentiras y manipulaciones son un manual del “periodismo de cancelación”.

La censura sincronizada: Una táctica de manual
El pasado 30 de septiembre, el Senado anunciaba en su página web la celebración de la VI Cumbre Transatlántica, un evento que reúne a líderes internacionales en defensa de valores universales como la vida, la familia y la libertad. Apenas unas horas después, Ángel Munárriz publicaba un artículo cargado de sesgos ideológicos en El País, cuestionando la legitimidad del evento.

Como un resorte, medios afines a la izquierda radical como Público, La Sexta, Cadena SER y El Diario amplificaron la narrativa. Una sincronización perfecta, diseñada para deslegitimar la cumbre y amordazar cualquier voz disidente.

No es la primera vez que esta táctica orquestada se despliega. El esquema es siempre el mismo: El País lanza la señal, los satélites mediáticos repiten la consigna, y el PSOE con sus socios comunistas y separatistas se encargan de ejecutar el golpe. Siempre han actuado así: uno señala, el otro cancela, y si hace falta, aniquilan.

Los bulos y las fake news: Munárriz en su elemento
La última maniobra de Ángel Munárriz ha sido tan burda como reveladora. El pasado 27 de noviembre, y a escasos días del inicio de la cumbre, publicó un artículo en el que afirmaba que George Peter Kaluma, parlamentario keniata conocido por sus posturas contrarias a los colectivos LGTB, participaría como orador en el evento. Una afirmación categóricamente falsa.

La web oficial de la cumbre desmiente esta información. Kaluma no aparece como panelista ni orador. Pero no solo eso. Hemos contactado con el equipo de prensa de la cumbre, quienes han desmentido rotundamente la noticia.

Queda claro que esta fake news tiene un único objetivo: descalificar el evento y atacar a sus organizadores.
Este uso deliberado de la mentira no es una casualidad, sino una muestra del modus operandi de Munárriz.

Su historial habla por sí solo. No es un periodista al servicio de la verdad, sino un mercenario al servicio de los intereses ideológicos más sectarios. Y no se puede atribuir a un simple error, porque eso lo convertiría en un periodista inútil, patoso y torpe, incapaz de hacer su trabajo, que no lo es.

La estrategia del bulo y la difamación calculada de Ángel Munárriz 

Ángel Munárriz, plenamente consciente de que estaba difundiendo mentiras y bulos acerca del evento, se aseguró primero de que su desinformación fuera amplificada por la maquinaria mediática sincronizada que le respalda. Una vez logrado su objetivo de sembrar el caos y desacreditar la cumbre, optó por retractarse hoy 28 de noviembre, argumentando que George Peter Kaluma «ya no está en el programa».

Esta maniobra calculada, en la que se lanzan mentiras sabiendo los efectos corrosivos que generan, y luego se da marcha atrás para evitar posibles repercusiones legales o éticas, es una estrategia recurrente en estos sectores de extrema izquierda.

Mienten, manipulan, tergiversan, y cuando el daño ya está hecho, reculan para escabullirse de cualquier responsabilidad o consecuencia para ellos o su medio.

Un mercenario del comunismo
La trayectoria de Ángel Munárriz es la de un comunista convencido. Exdirector de comunicación con la consejera de Izquierda Unida Elena Cortés Jiménez, jefa de juventudes comunistas y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Andalucía, Munárriz ha sido un peón del extremismo radical desde el principio.

Ahora, como redactor de El País, su misión es clara: aplastar cualquier manifestación que no se alinee con la agenda globalista e izquierdista.

Munárriz no es un periodista, sino un títere ideológico. Sus artículos no buscan informar, sino cancelar. Y para ello, no duda en recurrir a bulos, mentiras y manipulaciones.

El periodismo de cancelación
El caso de Munárriz es el ejemplo perfecto del “periodismo de cancelación”. La narrativa que difunde está diseñada para destruir reputaciones y acallar voces. No se trata de un periodista torpe o incompetente, sino de un operador ideológico cuyo fin justifica cualquier medio.

El ataque a la VI Cumbre Transatlántica no es solo un ataque a un evento, sino a lo que representa: libertad, vida y familia. Valores que la izquierda radical, con Munárriz como su ariete, no puede tolerar.

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La Libertad bajo ataque
La censura sincronizada entre El País y los medios afines al PSOE y sus socios comunistas-separatistas no es un fenómeno aislado. Es parte de una estrategia más amplia para imponer un pensamiento único y callar cualquier voz que se atreva a disentir. Hoy es la VI Cumbre Transatlántica; mañana, cualquier otra iniciativa que defienda los valores que fundaron nuestra civilización.

Munárriz, con su extremismo radical fanático y su historial de militancia comunista, es el rostro visible de esta maquinaria de censura. Pero no está solo. Es parte de un engranaje que no descansará hasta silenciar cualquier resquicio de libertad. Y el diario El País juega un papel importante.

La mentira y la manipulación no son herramientas de un periodista, sino de un mercenario. Y Ángel Munárriz es el perfecto ejemplo de cómo el periodismo de izquierdas ha degenerado en un instrumento de censura y cancelación.

Frente a estas tácticas represoras, quienes defendemos la libertad no podemos callar. Es momento de alzar la voz contra estos mercenarios de la mentira, el bulo y la manipulación y luchar por una sociedad donde la libertad de expresión no sea un privilegio, sino un derecho inalienable.

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