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Silencio selectivo: La APDHA condena ataques a musulmanes, pero guarda silencio ante agresiones a símbolos cristianos
Nacional14 de abril de 2025Silencio selectivo: La APDHA condena ataques a musulmanes, pero guarda silencio ante agresiones a símbolos cristianos
La entrada de la casa utilizada como mezquita por la comunidad musulmana en Puerto Real (Cádiz) apareció este domingo cubierta con restos de carne, embutidos y vísceras de cerdo. El hecho ha sido rápidamente condenado por varios colectivos, entre ellos la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), que calificó el acto de «repulsivo» y denunció una «escalada de acciones islamófobas» atribuidas a sectores de ultraderecha.
La respuesta fue inmediata: convocatoria de una manifestación este martes a las 19:00 horas en la calle Amapola. El objetivo declarado por la organización es «visibilizar la creciente ola de intolerancia» y rechazar «agresiones tan graves contra personas por su religión o su origen».
En su comunicado, la APDHA subraya que estos actos «atentan contra los principios fundamentales recogidos en la Constitución española», apelando a la convivencia, la pluralidad y el respeto entre creencias.
Sin embargo, el contundente discurso de la asociación contrasta llamativamente con su silencio en otro incidente reciente: en Almería, un joven de nacionalidad marroquí fue detenido por la Policía Nacional tras destrozar un cartel con la imagen del Cristo del Mar, en el barrio de Pescadería.
El caso ha sido puesto en manos de la justicia, y se valora acusarlo de un delito de odio o contra los sentimientos religiosos. Pero, hasta ahora, ni una palabra de condena por parte de la APDHA ni por parte de otros colectivos habitualmente activos ante este tipo de agresiones… cuando las víctimas no son musulmanas.
Este silencio selectivo ha despertado críticas crecientes entre ciudadanos y entidades que exigen coherencia. “La defensa de los derechos humanos no puede depender del credo del agredido ni del perfil ideológico del agresor”, señalan voces del ámbito académico y jurídico.
“Cuando se condena con firmeza un ataque a una mezquita pero se guarda silencio absoluto ante la profanación de un símbolo cristiano, lo que se transmite es una peligrosa parcialidad”.
La cuestión no es menor: en una sociedad que presume de pluralismo, la equidad en la defensa de las libertades religiosas debería ser un pilar básico. Sin embargo, cada vez más ciudadanos perciben que algunos colectivos han convertido la defensa de los derechos humanos en una herramienta ideológica, en lugar de un principio universal.
Los hechos recientes en Puerto Real y Almería ponen sobre la mesa un debate incómodo pero necesario: ¿se está utilizando el discurso de la tolerancia como arma de confrontación política? ¿Dónde está la línea entre la legítima denuncia del racismo y el sectarismo encubierto en nombre de los derechos?
En tiempos de polarización, la coherencia es más urgente que nunca. Y el silencio, cuando es selectivo, también comunica.
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