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El silencio se paga bien. Muy bien. La Fundación Mujeres, presidida por la propia Elena Valenciano, recibió más de 7 millones de euros en subvenciones el último año. Y eso que ni siquiera tiene titulación académica para ocupar el cargo que ostenta
Nacional21 de julio de 2025La hipocresía feminista ha alcanzado un nuevo récord. Las feministas del PSOE, esas que se rasgan las vestiduras por cualquier tweet o un piropo en la calle, han decidido callar. Pero no callan por pudor, sino por conveniencia, por complicidad. El silencio es su arma cuando los escándalos salpican a su partido y a su líder, Pedro Sánchez.
Ni una palabra, ni una condena, ni un atisbo de autocrítica ante las humillaciones que sufre la condición femenina dentro del entorno socialista. Porque, según parece, para estas «feministas» de carnet, la prostitución, la corrupción y el uso de prostíbulos por parte de dirigentes del PSOE no merecen ni una pancarta.
Feminismo de plastilina: silencio ante la prostitución y el lucro
La hipocresía feminista ha quedado al desnudo con los escándalos del sanchismo. Desde las primarias financiadas con el dinero de negocios turbios del suegro de Pedro Sánchez, hasta los informes que vinculan a miembros del entorno socialista con prostíbulos y saunas. Un desfile de indignidad. Son feministas de plastilina que se adaptan y moldean a las circunstancias.
¿Dónde están las feministas socialistas? Pues en sus despachos subvencionados, jugando a no ver ni oír. Y sobre todo, a callar. Ninguna ha dicho una sola palabra que cuestione el papel de su partido en esta degradación moral. Eso sí, cuando se trata de hablar de «micromachismos», son las primeras en dar lecciones.
La ex eurodiputada Valenciano, por ejemplo, ha preferido salvar a su partido, acusando únicamente a los usuarios de prostitución. Nada que decir sobre los que organizan, encubren o se lucran. Qué curioso.
Subvenciones millonarias por callar
El silencio se paga bien. Muy bien. La Fundación Mujeres, presidida por la propia Elena Valenciano, recibió más de 7 millones de euros en subvenciones el último año. Y eso que ni siquiera tiene titulación académica para ocupar el cargo que ostenta en el Consejo de Estado. Pero da igual: lo importante es ser leal al régimen sanchista.
Otras organizaciones como FEMES, la Federación de Mujeres Progresistas o la Federación Estatal de Organizaciones Feministas también han optado por el mutismo. Están calladas como tumbas ante la evidencia de que el feminismo oficialista es un instrumento de propaganda y no una causa de justicia.
La hipocresía feminista no solo las deslegitima. Las convierte en cómplices. En comparsas del poder, que abandonan a las mujeres reales mientras protegen al más alto responsable de la miseria moral: Pedro Sánchez.
Feminismo sánchez-friendly: indignación selectiva
A las mujeres socialistas «no las calla nadie», según Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE. Pero por lo visto, cuando las noticias afectan al «jefe», se les activa el modo silencio. En el último Comité Federal del partido, las dirigentes no hablaron ni de saunas, ni de prostíbulos, ni de corrupción. Solo repitieron el mantra de siempre: «bulos», «cloacas», «ataques de la ultraderecha».
La hipocresía feminista en su estado más puro. Incapaces de condenar lo condenable, porque está demasiado cerca de su poltrona. Capaces de mirar a otro lado mientras se pisotea la dignidad femenina en su entorno. Y después tienen la desfachatez de exigir respeto y pedagogía.
La hipocresía feminista ha podrido el discurso de igualdad
La hipocresía feminista ha convertido al PSOE y a su entorno en una caricatura del feminismo. Ya no queda rastro de la pretendida lucha ni de la defensa de la mujer. Solo quedan subvenciones, cargos a dedo, discursos huecos y una absoluta complicidad con el poder.
Si de verdad defendieran a las mujeres, estarían denunciando a gritos los escándalos que manchan a su partido. Pero no. Prefieren el sillón, el silencio y la sumisión.
Estas feministas de partido son basura política.
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