Salud de Baleares admite que Fomento les envió a Koldo García, quien les dio el contacto de Soluciones de Gestión
Manuel Palomino, ha admitido que el Ministerio de Fomento, entonces encabezado por el socialista José Luis Ábalos, y Koldo García, ayudante de Ábalos, le ofrecieron las mascarillas fake, que terminaron abandonadas en un almacén
Manuel Palomino, ha admitido que el Ministerio de Fomento, entonces encabezado por el socialista José Luis Ábalos, y Koldo García, ayudante de Ábalos, le ofrecieron las mascarillas fake, que terminaron abandonadas en un almacén, de la empresa implicada en el caso Koldo, Soluciones de Gestión.
Sin embargo, la ex presidenta balear Francina Armengol, que encabezaba la comunidad mientras Palomino dirigía IB-Salut, negó haber recibido llamadas directas desde el Gobierno de España: «A mí y a mi Gobierno nadie nos dio una orden, ni nos pidió ni nos coaccionó para que compráramos a ninguna empresa».
En un primer momento, fue Fomento quien informó a Palomino de que el Ministerio estaba «preparando un gran transporte» de material sanitario procedente de China. Después, el propio Koldo García, ayudante del ex ministro Ábalos, le llamó para ponerle en contacto con la sociedad investigada en la presunta trama.
El ex director general del Servicio de Salud de Baleares ha comparecido este lunes en el Congreso de los Diputados en la comisión de investigación sobre la trama de mordidas en las compras de mascarillas durante los peores meses de pandemia.
Durante las preguntas realizadas en esta sesión, ha declarado que compró las mascarillas fake a la empresa Soluciones de Gestión tras una llamada del Ministerio de Fomento, encabezado por Ábalos, y tras hablar con Koldo García.
«Recibí una llamada por parte del Ministerio de Fomento, interesándose por nuestra situación, en abril de 2020, informando que estaban organizando un gran transporte de importación de material desde China, por si estimábamos necesario participar, para ello nos dio un contacto telefónico, a este contacto le envié yo un Whatsapp solicitando información», ha manifestado Palomino.
Este fue el primer intercambio de mensajes. Después, el ex director general del Servicio de Salud de Baleares ha rememorado que recibió la llamada de Koldo García: «Se presentó como asesor del Ministerio, y se trataba del señor García».
Cuando Palomino le solicita información sobre el envío, le remite al responsable operativo de la empresa, Íñigo Rotaeche, también investigado como presunto cerebro de la trama. «A partir de ahí se le pone en contacto con la subdirección de compras y se sigue el procedimiento habitual», ha subrayado el cargo de IB-Salut.
«Todos los requisitos legales»
Las mascarillas, según ha señalado Palomino, llegaron a la capital de Baleares, Palma, el 27 de abril. «Las mascarillas adjuntaban certificado de cumplimiento como KN-95, informes de pruebas e informes de auditoría realizado por dos editoras», ha rememorado el ex director general de IB-Salut.
«Antes de ser transportadas habían pasado todos los requisitos legales establecidos por el Gobierno chino». Esos cubrebocas se adquirieron por un coste de 3,5 euros por unidad, sin incluir el transporte.
El pago, tal y como se recoge en la orden de pago que firmó el que ya era el director general en ese momento, Juli Fuster, se realizó el 4 de mayo, hasta ese momento, recuerda Palomino que «no se había abonado cantidad alguna».
«El 19 de mayo de 2020 se vuelve a tener contactos desde la empresa de que disponen de más mascarillas, de acuerdo con la documentación aportada por la misma», ha indicado Palomino. Sin embargo, el ex director de IB-Salut rechazó esta segunda compra porque ya no las necesitaban.
El que alto cargo de Servicio de Salud de Baleares durante la etapa de la socialista Francina Armengol al frente del Gobierno balear ha negado formar parte «en ninguna trama». Sí que ha admitido que las mascarillas se almacenaron como «stock».
En ese momento, se decidió destinarlas a las necesidades que pudiera tener la población y se rechazó que fuese para uso sanitario. Sin embargo, las mascarillas fueron guardadas en un almacén sin que se llegasen a utilizar nunca.
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