Los niños que recibieron vacunas de ARNm contra la COVID-19 tenían sistemas inmunológicos alterados un año después
Investigadores alemanes descubrieron que los niños de entre 5 y 11 años que recibieron dos dosis de la vacuna de ARNm contra la COVID-19 de Pfizer tenían niveles elevados de un tipo de anticuerpo que sugiere una respuesta alterada del sistema inmunológico
Los niños de 5 a 11 años que recibieron dos dosis de la vacuna de ARNm contra la COVID-19 de Pfizer tuvieron niveles elevados de un tipo de anticuerpo que sugiere una respuesta alterada del sistema inmunológico un año después de la vacunación, reveló un nuevo estudio revisado por pares .
El equipo de investigadores alemanes, dirigido por el Dr. Robin Kobbe del Instituto de Investigación de Infecciones y Desarrollo de Vacunas del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf en Alemania, analizó muestras de sangre de 14 niños sanos el día en que los niños recibieron la primera dosis de la vacuna de Pfizer, un mes después y un año después de que los niños recibieran la segunda dosis.
Un año después de la segunda dosis, encontraron niveles aumentados de anticuerpos IgG4 en la sangre de los niños, lo que sugiere que su sistema inmunológico cambió su tipo de respuesta. La IgG4 es una de las cuatro subclases de inmunoglobulinas o anticuerpos producidos por las células plasmáticas en la sangre.
Si bien estudios anteriores han encontrado niveles elevados de IgG4 en adultos después de repetidas vacunaciones de ARNm contra la COVID-19 , Kobbe y sus coautores dijeron que su investigación es la primera que muestra que esto también ocurre en los niños.
Los investigadores escribieron en su informe publicado el 30 de julio en The Pediatric Infectious Disease Journal : “Las respuestas de IgG4 deberían recibir más atención en la salud y la enfermedad, especialmente en el contexto de la vacunación con ARNm”.
“Comprender el mecanismo inusual que desencadena la producción de IgG4 es crucial”, agregaron, “ya que actualmente se están desarrollando más vacunas de ARNm que podrían llegar al mercado mundial pronto”.
Niveles elevados de IgG4, indicativos de enfermedad relacionada con IgG4
Brian Hooker, Ph.D. , director científico de Children’s Health Defense (CHD), dijo que los hallazgos del estudio son muy preocupantes porque un nivel elevado de IgG4 puede ser indicativo de una enfermedad relacionada con IgG4 , una «afección fibroinflamatoria multiorgánica que generalmente afecta al páncreas, los riñones o las glándulas salivales, pero que podría afectar a cualquier otro órgano«.
“Entre el 70 y el 80 % de las personas que padecen la enfermedad tienen niveles elevados de IgG4 ”, afirmó Hooker. “Aunque la enfermedad relacionada con la IgG4 es tratable, las enfermedades autoinmunes subyacentes suelen ser crónicas y requerirán tratamiento de por vida”.
La enfermedad podría tener un origen autoinmune debido al mimetismo molecular de la vacuna contra la COVID-19 , dijo Hooker. “También es análoga a la sarcoidosis sistémica, que es una afección inflamatoria causada por una exageración del sistema inmunitario que conduce a la formación de granulomas”.
Según la Clínica Cleveland, los granulomas son “grupos de glóbulos blancos que aíslan del resto del cuerpo a bacterias, objetos extraños o cualquier otra cosa que se considere dañina”. Se forman con mayor frecuencia en los pulmones, pero también pueden formarse en el hígado, los riñones, la piel u otras áreas del cuerpo.
La propensión de la vacuna de ARNm contra la COVID-19 a alterar el funcionamiento del sistema inmunológico de esta manera es algo que se analiza en el nuevo libro de Byram Bridle, Ph.D. , y el Dr. Harvey Risch , “ Toxic Shot : Facing the Dangers of the COVID ‘Vaccines‘”.
Risch, profesor emérito de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale, señaló: “Después de tres o cuatro dosis de la vacuna, la respuesta de anticuerpos del sistema inmunológico cambia de una respuesta IgG1 [ inmunoglobulina tipo 1 ] o 2, que son respuestas de neutralización, a una respuesta IgG4 , que es una respuesta de tolerancia”.
La “ tolerancia ” describe cómo el sistema inmunológico reduce su reacción exagerada a ciertos patógenos, por ejemplo, los relacionados con los alimentos o las alergias estacionales. Esta disminución de la vigilancia del sistema inmunológico podría dejar a las personas más vulnerables a las infecciones y otros problemas de salud , incluido el cáncer .
La respuesta de IgG4 puede reducir la capacidad del cuerpo para combatir el cáncer
Cuando el sistema inmunológico está dominado por anticuerpos IgG4, el cuerpo puede ser menos capaz de combatir el cáncer.
Los autores de un artículo de revisión del 24 de abril publicado en Nature Reviews Immunology explicaron: “La IgG4 compite con otras (sub)clases de anticuerpos por la unión a los antígenos tumorales y, debido a sus propiedades antiinflamatorias, bloquea la inducción de respuestas inmunitarias antitumorales…
“En ausencia de una respuesta inmunitaria, las células tumorales tienen una mayor capacidad de proliferar y hacer metástasis, lo que da lugar a una progresión de la enfermedad y una disminución de la supervivencia. Se ha observado una evasión inmunitaria mediante el cambio de clase a IgG4 en pacientes con melanoma, colangiocarcinoma, cáncer de colon, cáncer de páncreas y glioblastoma”.
Un estudio de 2022 descubrió que las personas con enfermedades relacionadas con IgG4 parecían tener un mayor riesgo de cáncer , especialmente cáncer de páncreas y linfoma, en comparación con la población general.
Un investigador financiado por el NIAID reconoce un aumento de IgG4 en las vacunas de ARNm contra la COVID-19
En un comentario publicado el 7 de febrero de 2023 en Science Immunology, Shiv Pillai, MD, Ph.D. , profesor de Medicina y Ciencias de la Salud y Tecnología en la Facultad de Medicina de Harvard, planteó preguntas sobre cómo el aumento de los niveles de anticuerpos IgG4 de las vacunas de ARNm contra la COVID-19 puede afectar negativamente al sistema inmunológico.
Pillai también es director de programas en un Centro de Excelencia en Enfermedades Autoinmunes del Hospital General de Massachusetts, financiado por los Institutos Nacionales de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés). Este año, el NIAID pagó más de 650.000 dólares para financiar un estudio que él dirige sobre enfermedades relacionadas con la IgG4.
Pillai reconoció que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 parecen producir mayores niveles de IgG4, pero dijo: “Será difícil descifrar con precisión las consecuencias negativas, si las hay, del aumento de los niveles de IgG4”.
Los resultados de estudios recientes que vinculan las vacunas de ARNm repetidas con mayores niveles de IgG4 justifican “no obstante” realizar estudios clínicos sobre la eficacia de espaciar las dosis de refuerzo de la vacuna de ARNm a posiblemente una vez al año, dijo.
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