Uno, en mi ingenuidad, en la senectud de 89 años como en la santa infancia, criticaba hace una semana a los medios de comunicación sanchistas por el empeño de sacar en los papeles, en las imágenes y en las ondas, los líos amorosos del rey emérito JUAN CARLOS con la Rey, la Bárbara Rey, paisana nostra, pero hete aquí que el diario ABC liberal-conservador y tradicionalmente monárquico insertaba este fin de semana pasado sendos informes sobre los chantajes.

Y los sobres con cientos de millones para silenciar  bocas y tapar ojos y oídos utilizando a veces  los servicios secretos del Estado español en operaciones del tipo  Calixto y Melibea, celestinos, cuando eran dirigidos por el coronel paracaidista, amigo personal del monarca, EMILIO ALONSO MANGLANO que llegó para limpiar el CESID de golpistas militares y civiles —desde entonces el  CNI ha  entrado  en crisis politizado por Moncloa  e infiltrado— hete aquí repito, que tengo que felicitar al  viejo rotativo por su profesionalidad, y de paso fluir mi conciencia quizás tocada de cierta autosicopatía, la ética como obsesión como periodista, analista y ex político.

Confieso paladinamente que este furor sexual —hasta uterino, más duro que la androfobia exógena— no es nada nuevo en las monarquías, incluyendo zares y presidentes republicanos del tipo TRUMP.

Los Borbones desde Felipe V pasando por Isabel II hasta don Juan Carlos —el actual monarca es un marido leal con una reina inteligente— son auténticos atletas sexuales, aunque Fernando VII era más bien un sicópata sexual, todos ellos posibles ganadores del Mundial de Machos alfa, un concurso que últimamente ganó un japones bajito.

Tampoco fue manco el rey católico Fernando y sus sucesores los Austrias, tan cristianos, pero el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra porque las iglesias y las sectas ricas y poderosas predican pero no dan ejemplo, ni trigo, se copula a destajo, chicos y chicas.

Es un negocio el fornicio, lo prueba el dato de que España es la nación con más rameras de Europa, y la suma que llega del exterior con éxito. Con alguna, no toda la razón, SABATER declaraba hace unos días que el pecado capital más perdonable es la Lujuria, opino que no, que es  la gula para los hambrientos de sed y justicia.

La lujuria la practican más las clases selectas, poderosas económicamente como el emérito, con dos sustanciosos adulterios, uno a escala europea. Su rubia alemana que le sacó otra millonada. A cien mil euros el quiqui. Qué bárbaro, tío. Y los políticos, la aristocracia del dinero, del espectáculo, los leguleyos salidos y hasta en el periodismo donde brilló el harén de un director ya desaparecido.

Pero en el fondo, a pesar de mi ingenuidad proclive al perdón, el follón del Juan Carlos se debe, primero, a borrar de la actualidad el CASO DE LA COMPAÑERA DE PEDRO S. Segundo, volver sobre el 23-F. y golpear al CNI.

Tercero, publicidad ante la aparición de las MEMORIAS del interfecto en dos meses por una editora francesa, quinientas páginas en cinco idiomas, unos ingresos de millones. Y finalmente borrar la imagen de una democracia corrupta polarizada al día de hoy, es decir, todos iguales saturados de más mierdas selectas.

Y si no por qué ha estallado el escándalo cuando Juan Carlos estaba en Galicia, una operación como orquestada. Raro. Huele, apesta.

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