Ximo Puig impidió obras para prevenir las inundaciones de Valencia
Ni Ximo Puig ni el Gobierno de Sánchez han asumido su responsabilidad en este desastre. Las inundaciones de Valencia demuestran la falta de previsión y la ineficacia en la gestión de riesgos naturales
Las recientes inundaciones de Valencia han dejado al descubierto una realidad alarmante: la falta de previsión y gestión por parte de los responsables políticos.
Entre ellos, el ex presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, cuya legislación bloqueó proyectos clave para mitigar los efectos de estos desastres naturales.
La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha admitido que la Ley de la Huerta, impulsada por el gobierno de Puig y sus socios de Compromís, impidió ejecutar las obras necesarias en el barranco del Poyo, una de las zonas más afectadas por la última DANA.
Un proyecto paralizado por decisiones políticas
Hace más de 15 años, la Confederación Hidrográfica del Júcar había proyectado una serie de actuaciones para evitar inundaciones en la cuenca del barranco del Poyo y del barranco de la Saleta. Estas intervenciones, cuyo objetivo era mejorar el drenaje y reducir el riesgo de desbordamientos, fueron aprobadas en su totalidad durante el gobierno de Mariano Rajoy.
De hecho, en diciembre de 2011, la Secretaría de Estado de Cambio Climático emitió una declaración de impacto ambiental favorable al proyecto. Además, en 2016, se incluyó dentro del Plan de Gestión del Riesgo de Inundación de la demarcación hidrográfica del Júcar, cumpliendo con todos los requisitos legales.
Sin embargo, con la llegada del PSOE al Gobierno y la entrada de Pedro Sánchez en La Moncloa, estas obras quedaron en el olvido. En lugar de continuar con lo ya proyectado y aprobado, la administración socialista decidió frenar el avance de estas infraestructuras y comenzar un nuevo proceso de redacción de proyectos, sin justificación clara. Este retraso tuvo consecuencias directas en la catástrofe vivida el pasado octubre en Valencia.
Ximo Puig y su Ley de la Huerta: un obstáculo innecesario
La excusa utilizada por la CHJ para justificar la paralización de las obras fue la necesidad de cumplir con la Ley de la Huerta, una normativa impulsada por Ximo Puig y su gobierno de coalición con Compromís.
Este marco legal, en teoría destinado a la protección del paisaje y del entorno agrario, terminó convirtiéndose en una barrera burocrática que impidió actuaciones fundamentales para la seguridad de los valencianos.
Lejos de priorizar la prevención de inundaciones y la protección de las viviendas y negocios afectados, la administración de Puig optó por anteponer cuestiones paisajísticas a la seguridad de la población. Las medidas adicionales de integración paisajística y adaptación a la legislación autonómica terminaron retrasando el inicio de las obras esenciales, a pesar de que ya estaban planificadas y aprobadas desde hacía años.
La pasividad del Gobierno de Sánchez en las inundaciones de Valencia
Otro actor clave en esta cadena de errores es el Gobierno de Pedro Sánchez, que tampoco hizo nada para evitar la tragedia. A pesar de contar con un plan de obras aprobado y con estudios que demostraban su viabilidad, la administración socialista prefirió comenzar nuevos estudios y demorar la toma de decisiones, en lugar de actuar con celeridad.
La entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el presidente de la CHJ, Miguel Polo, fueron los responsables de mantener las obras en punto muerto.
Durante su mandato, en lugar de ejecutar lo ya aprobado, optaron por una revisión del proyecto con nuevos criterios y requisitos que no tenían relación directa con la seguridad de la población. Esta falta de actuación dejó a Valencia desprotegida ante un fenómeno meteorológico predecible y recurrente en la región.
Consecuencias de la inacción
El resultado de esta serie de decisiones equivocadas fue la devastación de Valencia tras la DANA del pasado octubre. Las lluvias torrenciales provocaron desbordamientos en varias zonas de la provincia, con especial impacto en el barranco del Poyo. Numerosos municipios sufrieron graves daños materiales, con cientos de viviendas afectadas, infraestructuras colapsadas y pérdidas millonarias para la economía local.
Los vecinos de las zonas afectadas han denunciado la falta de medidas preventivas y han señalado directamente a la administración autonómica y nacional como responsables de la catástrofe. Si las obras proyectadas por el gobierno de Rajoy se hubieran ejecutado en tiempo y forma, el impacto de las lluvias habría sido significativamente menor.
¿Quién asumirá la responsabilidad?
El informe de la CHJ deja claro que la Ley de la Huerta fue un obstáculo innecesario que impidió ejecutar infraestructuras vitales para la seguridad de los valencianos.
Sin embargo, ni Ximo Puig ni el Gobierno de Sánchez han asumido su responsabilidad en este desastre. Las inundaciones de Valencia demuestran la falta de previsión y la ineficacia en la gestión de riesgos naturales han tenido consecuencias reales para miles de ciudadanos.
La pregunta que queda en el aire es: ¿se tomarán medidas para corregir estos errores en el futuro o seguirán primando los intereses políticos por encima de la seguridad de la población?
Lo cierto es que, mientras no se adopten políticas responsables y se dé prioridad a la gestión del riesgo de inundaciones, Valencia seguirá expuesta a desastres evitables. La incompetencia de Ximo Puig ha quedado en evidencia, pero el precio de su ineficacia lo han pagado los ciudadanos valencianos con pérdidas y sufrimiento.
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