El chiringuito de Compromís que impidió las obras del Poyo: el 80% se lo gastó en sueldos de enchufados
Compromís y el PSOE han acusado al actual gobierno de Mazón de no actuar, a pesar de que los proyectos para canalizar barrancos y reforzar infraestructuras fueron paralizados por ellos mismos cuando gobernaban
La tragedia del 29 de octubre en Valencia, donde varios barrancos se desbordaron con consecuencias devastadoras, ha destapado una cadena de negligencias políticas. Desde la inacción local del Consell de l’Horta –creado por Compromís– hasta las decisiones ideológicas del Gobierno de Pedro Sánchez, que, con su obsesión ecologista, desmanteló infraestructuras clave para contener el agua.
El resultado: muertes evitables en Valencia y Castilla-La Mancha. Y ahora, los mismos responsables se atreven a culpar a Carlos Mazón, actual president, para lavar sus culpas.
Compromís y PSOE culpan a Mazón… pero las muertes pesan sobre sus espaldas
En un intento desesperado por desviar la atención, Compromís y el PSOE han acusado al actual gobierno de Mazón de no actuar, a pesar de que los proyectos para canalizar barrancos y reforzar infraestructuras fueron paralizados por ellos mismos cuando gobernaban.
Hablan de responsabilidad, cuando son parte directa de las muertes ocurridas tanto en Valencia como en Castilla-La Mancha, víctimas de una gestión marcada por el ecologismo dogmático, la inacción técnica y la propaganda política.
Es más, la propia Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, ha reconocido que la Ley de la Huerta impulsada por Ximo Puig y Compromís bloqueó obras como las del barranco del Poyo, que podrían haber evitado desbordamientos.
“Lechugas antes que personas”, como reconoció el propio alcalde de Aldaia.
Pedro Sánchez: presas destruidas, y ahora, también desaparecido
Además de impulsar la demolición de presas y azudes a través de su política de “renaturalización” sin sentido, Pedro Sánchez ha optado por la cobardía más absoluta tras la tragedia.
Ni una sola visita a Valencia. Ni una palabra de consuelo en persona. Nada.
La última vez que el presidente pisó tierras valencianas fue en Paiporta, donde tuvo que salir corriendo tras ser abucheado por vecinos hartos de su abandono y su falta de respuesta. Desde entonces, silencio.
Sánchez huye de la realidad como huyó de los gritos de los valencianos. Prefiere los platós y los mítines cómodos a mirar a las víctimas a los ojos.
El Consell de l’Horta: chiringuito ideológico, cero soluciones
El Consell de l’Horta, impulsado por Compromís durante el Botànic, funcionaba como un organismo ideologizado, ineficaz y centrado en colocar a afines.
El conseller Barrachina lo ha dejado claro:
“Tenían 5 funcionarios, sumaron 2 más de la Diputación, y luego pidieron 10 más a VAERSA. Diecisiete personas no para ayudar, sino para prohibir obras clave y multar a agricultores.”
Además, el 80% de su presupuesto –1,4 millones de euros en 2023– se destinó a sueldos y gastos generales, sin apenas impacto en el terreno.
“Era un organismo más preocupado por pagar nóminas que por proteger la huerta o salvar vidas.”
Subvenciones, manipulación de cifras y el negocio de la ideología
El principal defensor del Consell recibió 20.000 € en subvenciones y un contrato menor de 17.500 €, y cuando vio que no cobraría en 2025, infló artificialmente los datos de la huerta incluyendo 10.000 hectáreas que no estaban protegidas, según denunció Barrachina.
Una manipulación burda para justificar la continuidad del chiringuito.
Un gobierno que sí actúa: “no queremos una huerta de salón”
Con la disolución del Consell de l’Horta, el nuevo gobierno de Mazón ha anunciado que los fondos irán directamente al entorno agrario, sin intermediarios ideologizados ni estructuras vacías.
“Proteger la huerta es proteger al agricultor. No queremos una huerta de salón ni una oficina de enchufes”, dijo Barrachina.
Y mientras el Consell trabaja por el futuro, PSOE y Compromís se esconden detrás de mociones inútiles en pueblos donde la ley de la huerta ni siquiera aplica, intentando justificar lo injustificable.
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