
Cuando Sánchez, con su pasado, pone a militantes y fontaneros en Correos, estimula el voto por correo como nunca y mete la mano en Telefónica o Indra, no activar todos los controles es de negligentes, imbéciles o cómplices. Hay que controlarlos. El fraude electoral está en juego. Hay indicios claros











