La superioridad de la «derecha soberanista»

La superioridad de la derecha soberanista se demuestra cada día en la defensa de la verdad, la patria y la justicia social auténtica. Mientras la izquierda y la derecha globalista han entregado España a la inmigración masiva y al globalismo, los soberanistas han mantenido la voz firme por la familia, la identidad nacional y la dignidad de los españoles.

Caminar hoy por Madrid o por Barcelona se ha convertido en un ejercicio de tristeza. La pérdida de seguridad por la delincuencia extrema, vivienda y servicios públicos demuestra el fracaso de los que han usado la inmigración como arma política contra la clase media. Desde el fin de la pandemia, España ha sufrido una invasión silenciosa inmigrante que está cambiando su rostro, su cultura, su religión y su equilibrio social.

El expolio de la clase media: los datos que confirman el crimen
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de julio de 2025, la Comunidad de Madrid, y a modo de ejemplo, cuenta con 7.162.000 habitantes, de los cuales más de dos millones son extranjeros. Los datos oficiales hablan de 1.240.000 extranjeros con residencia legal, 190.000 ilegales, y 610.000 nacionalizados gracias a un sistema de arraigo exprés que regala la nacionalidad sin exigir compromiso ni integración.

Este proceso ha destruido el equilibrio demográfico, religioso y cultural de España. Cada nacionalización exprés es un golpe a la identidad y un coste añadido a unos servicios públicos saturados. La superioridad moral de la derecha soberanista radica en denunciar este crimen mientras otros lo ocultan por cálculo electoral o cobardía moral.

Bruselas y los gobiernos nacionales —desde Pedro Sánchez hasta los liberalglobalistas como Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso del PP— han convertido la inmigración en una herramienta de poder. Han utilizado el discurso de la “solidaridad” para justificar la desposesión del pueblo español.

La islamización europea y el silencio cómplice
La islamización europea ya no es una advertencia, sino una realidad palpable en las calles y barrios de las grandes ciudades españolas. Los mismos que nos llamaban “racistas” por denunciarlo ahora reconocen el problema, pero demasiado tarde.

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Medios de comunicación subvencionados por el Estado y por la Conferencia Episcopal, como COPE, han vetado a quienes denuncian las consecuencias de la inmigración descontrolada. Sin embargo, la superioridad de la derecha soberanista se mantiene en su defensa de la verdad, aunque ello suponga enfrentarse al pensamiento único.

Los soberanistas defendemos el derecho del pueblo español a existir como comunidad cultural, histórica y espiritual. Defender las raíces cristianas de España no es odio, es amor a lo propio.

Una bomba de relojería: el coste de la inmigración masiva
El problema no se limita a la inmigración ilegal. La inmigración masiva legal, promovida por el Gobierno y aceptada por los globalistas, es una bomba de relojería presupuestaria.

España crece artificialmente gracias a la llegada de trabajadores de baja cualificación que sostienen datos macroeconómicos falsos. Pero cuando llegue la próxima crisis, millones de extranjeros tendrán derecho a subsidios, rentas de inserción y ayudas públicas que pagará la clase media española.

Toda política favorable a la inmigración masiva es un crimen de primer orden contra la clase media.
No son los inmigrantes quienes ejecutan el daño, sino nuestra clase dirigente.

La izquierda, junto a la derecha globalista, ha apostado por un modelo económico dependiente, improductivo y basado en la sustitución de la población nativa.

La superioridad moral de la derecha soberanista consiste en no callar ante este crimen. En poner el foco en los verdaderos culpables. En defender el derecho del español a tener una patria digna, con seguridad, familia, vivienda y trabajo.

La derecha soberanista frente a la derecha globalista
Los autoproclamados “centristas moderados” que anteponen lo de fuera a lo de dentro carecen de autoridad moral. Cuando pudieron evitar esta crisis, se dedicaron a insultar y censurar a quienes denunciaban el problema. La derecha globalista, obsesionada con no molestar a Bruselas, ha traicionado la soberanía española.

Hoy, cuando la situación ya es insostenible, intentan controlar el relato limitando el debate a la inmigración ilegal. Pero ya no cuela. El pueblo español ha abierto los ojos. La superioridad moral de la derecha soberanista reside en haber dicho la verdad cuando callar era más cómodo.

Los soberanistas no odiamos al inmigrante. Denunciamos a quienes lo utilizan como herramienta política y económica. Queremos un Estado fuerte, con fronteras seguras, leyes justas y políticas que prioricen al ciudadano español.

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Una solución soberanista: recuperar España
España necesita recuperar el control de su política migratoria, sus fronteras y su modelo económico.
El arraigo exprés y las políticas de nacionalización automática deben eliminarse. El español debe volver a tener prioridad en empleo, vivienda y ayudas públicas. Sin soberanía nacional, no hay justicia social ni libertad.

La superioridad moral de la derecha soberanista no es un lema. Es una realidad ética y política. Es la defensa del bien común frente al egoísmo de las élites. El patriotismo no se mide en discursos, sino en hechos: en proteger a la sociedad, en garantizar su dignidad y en asegurar el futuro de sus hijos

La superioridad moral de la derecha soberanista se fundamenta en la defensa de los principios eternos: la familia natural, la vida, la libertad y España y su unidad.

Mientras la izquierda y la derecha globalista destruyen nuestra nación en nombre de un supuesto progreso, los soberanistas mantenemos viva la llama del deber, del honor y de la verdad.

No hay justicia sin soberanía. No hay libertad sin identidad. Defender a España no es una opción ideológica: es un deber moral y un acto de supervivencia nacional. Y la derecha soberanista lo sabe.

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