Fue asesinado a machetazos un sacristán en Algeciras, Cádiz, al sur de España. Y al menos cuatro personas resultaron heridas, entre ellas un sacerdote. El presunto asesino fue detenido en flagrancia tras atacar tres iglesias, lo que hace presumir a las autoridades que se trató de un atentado terrorista con fines yihadistas.

La Policía Nacional está a cargo de la investigación que sigue su curso, lo que parece haber llevado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a elegir una posición de extrema prudencia pese a la saña y las características del crimen, evitando calificarlo como un asesinato y optando por enviar las condolencias a los familiares del «fallecido» en el ataque.

Diego Valencia es la víctima fatal, sacristán de la Iglesia de La Palma. En su honor, el alcalde de Algeciras declaró luto oficial. Ondearán las banderas en edificios municipales a media asta. Y es que la violencia no se limitó a un solo templo. El padre salesiano Antonio Rodríguez, de la capilla de San Isidro, resultó herido de gravedad y está hospitalizado.

El agresor se dirigió incluso a una tercera iglesia, la Capilla Europa, pero como se encontraba cerrada y nadie le abrió tras golpear la puerta, finalmente se marchó hasta que la policía local lo detuvo.

La hipótesis de que se tratara de un atentado yihadistas cobra fuerza. Y aunque el móvil del crimen aún se encuentre en etapa de investigación, de lo que no hay duda es que fue un asesinato. Es por esto que Pedro Sánchez ha recibido duras críticas en las últimas horas, pues la víctima murió de forma violenta dentro de una iglesia por causa de su fe, ya que el verdugo lanzó gritos en el nombre de Alá, confesando así su creencia islámica, pero el presidente del gobierno matizó su mensaje, calificándolo como «fallecido» en vez de asesinado. El padre Juan Manuel Góngora reprendió públicamente al líder socialista y lamentó el hecho de que su posición obedezca a un su «relato ideológico».

 Vox exige «llamar a las cosas por su nombre»
Las últimas noticias reportan que el presunto asesino tenía una orden de expulsión vigente desde junio de 2022. Yassine Kanjaa, de 25 años, no contaba con la documentación necesaria para permanecer legalmente en España.

Medios españoles señalan que el homicida es marroquí y destacan que al momento de ser detenido estaba sonriendo, tal como se puede observar en fotos y videos. De manera que no habría arrepentimiento de su parte. Incluso la agencia EFE, de tendencia izquierdista, habla de un «posible atentado yihadista», o sea de un fundamentalista islámico que habría actuado en solitario.

Llama la atención que incluso el supuesto líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular (PP), asumió la misma postura que Sánchez, usando también el término de «fallecido» para referirse al asesinato del sacristán.

 «A ver cuánto tardamos en llamar a las cosas por su nombre», reclamó Vox Murcia desde la cuenta de Twitter del partido que reclama que la corrección política impide dar noticias con transparencia. El eurodiputado Jorge Buxadé no tardó en declarar que se trató de odio anticristiano y llamó al ataque «islamista».

La formación política propagó la consigna #FronterasSegurasBarriosSeguros tras el ataque a las iglesias en Algeciras que dejó un muerto y cuatro heridos. Con las elecciones inminentes (el 28 de mayo) los ciudadanos observarán cómo los políticos actúan frente a este tipo de crímenes y qué prometen en materia de seguridad.

 ¿Fracasó el multiculturalismo?
A modo de protesta contra el masivo éxodo islámico en Europa, hace pocos días se produjo una manifestación en Suecia en la que quemaron el Corán. Allí ganó una coalición de derecha, precisamente en oposición a la inmigración masiva; sobre todo de naciones islámicas. Como respuesta, en Turquía musulmanes entregaron flores a cristianos para no pagar con la misma moneda.

De igual manera, musulmanes en España condenan lo sucedido en Algeciras. «La Unión de Comunidades Islámicas del Campo de Gibraltar, en nombre de todos los musulmanes españoles, expresa sus condolencias a las familias de las víctimas, deseando la plena recuperación de los heridos y transmite su solidaridad con toda la ciudadanía de Algeciras».

Por primera vez, la población islámica supera las 2 millones de personas en una España con más de 47 millones de habitantes. En total, 58 % de los musulmanes son inmigrantes y el 42 % son españoles. Entonces no se limita a un tema migratorio sino multicultural. Ya que la herida está fresca, tras el asesinato del sacristán en Algeciras, el gobierno de Pedro Sánchez se enfrenta al reto de llamar a las cosas por su nombre o seguir optando por la corrección política para evitar la confrontación.

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